Dios nos recuerda hoy el famoso pasaje de los
verdaderos invitados a las bodas en el libro de Mateo. Vale la pena que
meditemos en él…
5Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6y
otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7Al
oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos
homicidas, y quemó su ciudad. 8Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los
que fueron convidados no eran dignos. 9Id, pues, a las salidas de los caminos,
y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10Y saliendo los siervos
por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos;
y las bodas fueron llenas de convidados.11Y
entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba
vestido de boda. 12Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin
estar vestido de boda? Mas él enmudeció. 13Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y
manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir
de dientes.14Porque muchos son llamados, y pocos escogidos. - Mateo 22:5-14
Dios nos muestra claramente
que nuestro deber es predicar el Evangelio a toda criatura, el Señor sabrá a
quienes escoge de todo ese pueblo a quien Él nos ha llamado a predicar, y de todos
los que escuchen, el Señor escogerá a los que realmente de corazón quieran
servir en la Obra.
Jamás olvidemos que
ÉL es el Señor de la Mies, a ÉL debemos obedecer y en ÉL debemos descansar y esperar.
La Obra es suya y no mía.
Aprendemos de este
pasaje de una manera clara que no todos serán dignos de entrar en las bodas del
Cordero, no todos podrán estar en la presencia de Dios.
En AQUEL DÍA,
muchos estarán ansiosos por estar con ÉL, pero ya no habrá nada que hacer. Dios
permanentemente y a través de los siglos ha hecho la gentil invitación a abrir
la puerta de nuestros corazones para que ÉL entre y seamos dignos de cenar con
ÉL.
Lamentablemente el
mundo no ha querido y en aquel día solo quedará una horrible expectación al
saber que van a lo profundo de las tinieblas, a llorar y crujir los dientes, porque no habrá nada que
hacer.
Varias cosas para
recordar y meditar, y más ahora cuando vemos tan cerca la venida del Señor:
- Tener claro que la Obra la hace Dios y no nosotros.
- Predicar el Evangelio a TODA criatura
- Esperar que sea el Señor el que escoja a los suyos.
- Entender que al que no entienda solo le queda un lloro y sufrimiento eterno en los infiernos… (Sal 49:6-14)
- Habla y no calles… No esperes más…
Recordemos siempre que No todos están
dispuestos
1. Muy pocos de los que oyen atienden al
llamado de Dios, ¡Pobrecitos! (Vs 5-7)
2. Nuestro deber es seguir pregonando la
invitación, es el Señor quien los elige, ¡Bienaventurados! (Vs 8-12)
3. El Señor no recibirá a quien no fuere
invitado, a los intrusos que van con malas intenciones, ¡Hipócritas! (Vs 13-14)
Por favor, no
nos prestemos al juego engañador del enemigo, el cielo es solamente para los
REVESTIDOS de CRISTO. Para los ESCOGIDOS por ÉL. Tenemos un Dios de SEGUNDAS
OPORTUNIDADES que da a cada ser humano la posibilidad de escuchar aún muchas
veces el Evangelio y le da el LIBRE albedrío de aceptarlo o rechazarlo.
Impacta ver la
forma como Dios identifica a las personas salvas. Deducimos claramente que no
puede haber COLADOS en el cielo. A Dios no podemos engañarlo.
Apliquemos esta sencilla pero profunda enseñanza quitándonos
de encima la carga de que todos los que escuchen deban ser salvos. La Obra es
de Dios, la SALVACIÓN es de Dios. Nuestros papel es obedecerle a Dios,
predicando el Evangelio con total claridad y transparencia, dejando en las
manos de Dios la decisión de quiénes si y quiénes no habrán de ser SALVOS, de
quienes sí y quienes no van a SERVIRLE con un corazón sincero
Fabio
2 comentarios:
Si señor, ASÍ ES. Gracias
:( :( :(
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