martes, 22 de noviembre de 2016

DANDO LA RESPUESTA QUE DIOS QUIERE

En la palabra de Dios debe estar mi confianza, debo estar cada día, la debo creer, entender, obedecer y amar. Es la forma en que Dios NOS dice que debemos andar, conforme a su justicia y no la nuestra, apartándonos de todo camino de mentira, hablando con la verdad siempre, viviendo una vida integra de modo que avergüence a mi avergonzador, al enemigo. 

Esto es el Salmo 119, un amor sincero hacia la palabra de Dios, a sus mandamientos. El capitulo mas largo de la biblia enamorándonos mas de Dios.

Salmo 119: 33, 34, 36,40 “Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y los guardaré hasta el fin.
Dame entendimiento y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón.
Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.
He aquí yo he anhelado tus mandamientos; vivifícame en tu justicia.”

Dios es bien claro con sus instrucciones, en como él espera que lo busquemos  en su palabra, que  oremos cuando vamos a entrar en su palabra y no es abrirla por abrirla y va más allá de cumplir con una cita con Dios. Dios quiere que tener tal intimidad que él no solo me enseña su palabra, sino quiere darme también entendimiento, abrir mis ojos para mirar las maravillas de su ley y poder ver más allá, ver ese plan de Dios que tiene para nuestra vida, como un Dios tan grande tiene planes para nosotros.

También inclina mi corazón para obedecer, cumplir su palabra de todo corazón, me va vivificar en su justicia. Tener intimidad con el Señor permitirá estar en el centro de la voluntad de Dios, alejándonos del camino de mentira y nos hace andar en libertad, en verdad en todo tiempo y amando sus mandamientos como él quiere. Es algo que se va a dar como un proceso natural porque anhelamos sus mandamientos, lo queremos de todo corazón. Vivir una vida integra delante del Señor y de los hombres y esa será nuestra respuesta al avergonzador, al acusador y no tendrá nada que hacer.

Salmo 119: 42-47 “Y daré por respuesta a mi avergonzador, que en tu palabra he confiado.
No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, porque en tus juicios espero.
Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente.
Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos.
Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré; y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado.”


Dios hace su parte y ahora esta es nuestra parte y es el gran desafío que Dios nos da, una vara alta, que puso el rey David, que puso nuestro Señor Jesús y ahora Dios quiere que lo sigamos, es para nuestro bien como ya lo hemos visto en los salmos, para ser bienaventurados y para el bien de otros porque verán la luz que hay en nosotros y es Jesús y es lo debemos desear. El no permitirá que seamos avergonzados si vivimos, actuamos, pensamos y hablamos conforme a la palabra de Dios, era lo que hacía Jesús y los que lo escuchaban se maravillaban. 

Pidamosle  a Dios que nos de un corazón que ame su palabra, sus mandamientos, que incline nuestro corazón, lo humille de tal manera que no tenga mas opciones sino obedecer la voluntad de Dios.

Un abrazo.

Jorge L.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias...