sábado, 21 de mayo de 2016

ALMAS RESCATADAS DEL DESIERTO


Un fragmento de la Palabra de Dios que se constituye en una descripción de la liberación producida por el conocimiento de Cristo y como nuestra alma fue regocijada por nuestro Señor.

SALMOS 107:4-9
“Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino,
Sin hallar ciudad en donde vivir.
Hambrientos y sedientos,
Su alma desfallecía en ellos.
Entonces clamaron a Jehová en su angustia,
Y los libró de sus aflicciones.
Los dirigió por camino derecho,
Para que viniesen a ciudad habitable.
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
Porque sacia al alma menesterosa,
Y llena de bien al alma hambrienta.”

Dios describe claramente como fue nuestra vida antes de conocerle, literalmente desorientados, sin una ruta hacia Él, sin un lugar donde habitar en la eternidad, con ganas y necesidad de comer y beber del pan y agua de vida, con escasez de alimento y bebida para nuestra alma, con apetito y deseo ardiente de una conexión espiritual con el Creador.

Nuestro ser se encuentra compuesto por tres partes, el cuerpo, parte carnal y mortal, que brinda información al alma del mundo físico, el espíritu, parte espiritual, es el contacto con lo sobrenatural, es la que permite la comunicación con Dios y provee al alma de información espiritual y para la toma decisiones acorde con el libre albedrío; y el alma, parte mental, que incluye la personalidad, la voluntad y las emociones, es la que toma las decisiones, en ella radican los pensamientos y la capacidad de razonar, y de ella derivan nuestros comportamientos y actitudes.

En los versículos analizados podemos ver varias referencias al alma, Dios nos enseña que antes de ser salvos estuvimos vagando por una vida despoblada, por un territorio pedregoso, sin el agua de vida y sin fruto de salvación. Recordemos estas hermosas palabras contenidas en Isaías 58:11: “Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”.

Jóvenes, todo cambió el día que alguien nos presentó el Evangelio de la Salvación y pedimos a Dios ayuda en medio de nuestra aflicción como pecadores y fuimos rescatados de nuestra condenación al aceptar a Cristo en nuestro corazón, ahora tenemos un camino, una ciudad celestial y nuestra alma está satisfecha.

Hasta esta tarde.

MAC

1 comentario:

Anónimo dijo...

=) =) =)