Seguimos
avanzando en el libro de los Salmos, vamos a adentrarnos en el capítulo 55 y en
especial en el pasaje que transcribo a continuación.
SALMOS 55:12-14
“Porque
no me afrentó un enemigo,
Lo cual
habría soportado;
Ni se alzó contra mí el que me aborrecía,
Porque
me hubiera ocultado de él;
Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío,
Mi guía, y mi familiar;
Que juntos comunicábamos dulcemente los
secretos,
Y andábamos en amistad en la casa de Dios.”
El
salmista toca uno de los temas más complejos de las relaciones humanas y es la
traición por parte de un ser querido. Hace poco dos personas que consideraba
mis verdaderos amigos me hicieron un daño enorme, causando una perforación en
mi corazón, sentí literalmente un desgarramiento producido por sus acciones provocando
una gran aflicción hasta el punto de atormentar mi ánimo.
Dios me
mostró esta porción su Palabra y me alentó a seguir adelante con su apoyo.
Entendiendo que cualquier aversión o deseo de retribución lo debo poner en sus
manos.
Es un
buen momento para mirar cómo reparar esas heridas producidas por nuestros
hermanos en la fe a la luz de la Biblia. Vamos a ser objeto de afrentas de
seres íntimos y amigos en la iglesia; y Dios en su sabiduría nos muestra cómo
enfrentar este tipo de ofensas.
EL CAMINO A RECORRER EN MATEO 18:15-17
El arreglo directo
Mateo
18:15
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos;
si te oyere, has ganado a tu hermano.”
Es la
primera instancia para solucionar el conflicto, un arreglo directo y personal
entre los implicados, en esencia allí debería acabar la cuestión.
La intermediación de un líder
Mateo
18:16
“Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres
testigos conste toda palabra.”
Es la segunda
instancia para solucionar el conflicto, aquí un líder se encarga de ejercer
como mediador entre las partes, y resolver lo relacionado con la ofensa.
Poner el asunto en manos del pastorado
Mateo
18:17
“Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y
publicano.”
Es la última
instancia para solucionar el conflicto, implica someter el asunto ante la
autoridad de la iglesia.
Jóvenes,
aún dentro del cuerpo de Cristo llegaremos a realizar acciones que dañen a
nuestros hermanos o en las que resultemos heridos, apliquemos la palabra de
Dios de una manera práctica, perdonemos y nunca demos pie al rencor en nuestro
corazón.
Un
saludo fraternal a todos.
MAC
2 comentarios:
Gracias Marito... Buena reflexión
Abrazos,
Fabio
=) =) =)
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