viernes, 30 de octubre de 2015

PREDICAR CON EL EJEMPLO


Hemos venido enseñando con base en el libro de Filipenses la importancia que tiene nuestro testimonio, a fin de que los que no han creído, crean viendo en nosotros el reflejo de la LUZ de Cristo como verdaderos luminares.

Hoy, quiero que veamos el consejo de Pablo a Timoteo y a cada uno de nosotros sobre la importancia de predicar, de testificar, con nuestras propias vidas. Veamos:

11Esto manda y enseña. 12Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 13Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. 14No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. 15Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. - I Timoteo  4:11-16

Lo que Dios nos ha ordenado hacer, eso es lo que tenemos que mandar y enseñar. Nadie puede desechar a un siervo de Dios por su juventud, ya que quien hace la Obra es Dios, y lo hace, usando a las personas que ÉL escoge, no nosotros.

Nuestra tarea es CREER, crecer, obedecer y antes que nada dar EJEMPLO, mostrar que realmente Cristo transforma vidas, por lo tanto debemos cuidar cada una de nuestras palabras, deben ser palabras de vida, debemos cuidar nuestra conducta, la cual debe ser intachable.

Es necesario que cada día evaluemos nuestras vidas a fin de analizar si tendrían derecho a hablar algo malo de nosotros. Debemos entregar de cada uno de nosotros todo el amor a Dios y todo el amor al prójimo, reflejado en verdaderos actos de ayuda, de desinterés, sin fingimientos con absoluto deseo de ayudar al necesitado tanto física como espiritualmente, empezando por nuestra familia más cercana. 

Es necesario que el Espíritu de Dios se manifieste en cada instante de nuestras vidas a través del amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad, la benignidad, la fe, la mansedumbre y la templanza. Debemos ser hombres de FE, no solamente que la vivamos, sino que sepamos contagiar de ella a quienes están a nuestro alrededor.

Finalmente el Señor nos recuerda aquello con lo que más lucha el ser humano, la PUREZA, es algo que debe estar siempre presente en nuestras vidas, cuidando las miradas, los pensamientos, las actitudes, las cuales deben reflejar la presencia de Cristo en nosotros. NO debemos descuidar ninguna de estas áreas en nuestra vida; debemos agradarle al Señor en TODO.

Debemos ocuparnos siempre en aprender para vivir y enseñar a los que Dios ponga en nuestro camino, usando el don, o los dones que Dios nos haya regalado. Sabemos que no somos nada especial, pero lo poco o mucho que Dios nos haya dado, debemos ponerlo al servicio de los demás.

Es mi deber como creyente OCUPARME permanentemente de estas cosas, a fin de que haya un buen provecho para todos. Debo cuidarme a mí mismo, debo ser muy celoso con la doctrina, será la única forma de salir victorioso en la batalla por las almas de los hombres.

Podríamos resumir esta  enseñanza sobre el BUEN TESTIMONIO en tres ideas principales:

1. Debo predicar primeramente con mi vida siendo ejemplo en TODO (Vs 11-12)
2. Debo estar creciendo permanentemente a través de la lectura, la exhortación y la enseñanza, sin descuidar ninguno de los dones dados (Vs 13-15)
3. Debo cuidarme a mí mismo y ser muy celoso con la Doctrina, es de mucho cuidado (Vs 16)
       
Concluyendo, debemos agradecer porque tenemos un Dios de orden que nos da instrucciones precisas para tener un ministerio exitoso. Él DESTACA hoy, en este corto pasaje la importancia del buen testimonio

Dios quiere que lo apliquemos siendo ejemplo en TODO: Palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Afianzándonos más y más en la Palabra y apoyándonos en ella para cualquier consejo y cualquier decisión. Aprovechando muy bien lo poco que tengamos para dar y siendo más cuidadosos de nuestro tiempo, aprovechando cada instante para edificarnos y edificar a los que Dios haya puesto a nuestro lado, empezando por la misma familia.

Vive este FIN DE SEMANA de una manera especial MEDITANDO si vale o no vale la pena hacer lo que Dios te manda.

No encontramos en la Iglesia, nuestro lugar de bendición para crecer y empezar a brillar.


Fabio


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