sábado, 21 de marzo de 2015

DIOS PELEA POR NOSOTROS


Con Josué comienza la posesión de la tierra prometida para el pueblo de Israel, sin embargo no fue un ejercicio de ocupación pacífico y mediaron varias guerras para lograr este propósito, una dura campaña militar con victorias y derrotas, un cuadro de las luchas espirituales que podemos ganar o perder. Para esta entrada vamos a mirar  Josué 10:14: “Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel.

Esta porción de la Biblia se relaciona con la derrota del pueblo de los amorreos mediando un milagro producido por Dios que permitió la victoria del ejército israelita comandado por Josué, revisemos este pasaje.

Un día de victoria excepcional

Para el creyente en Cristo así como en el caso de Israel existe una guerra constante contra la tentación de pecar, los pueblos contra los que luchó Josué son cuadros del pecado que debemos destruir. El tentador es Satanás quien tentó al mismo Señor Jesucristo como nos muestra Mateo 4:1-3: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.”, su propósito es hacernos pecar de manera constante como se establece en I de Pedro 5:8 “5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;”, es nuestro oponente en esta guerra espiritual y busca básicamente tres cosas que se derivan del pecado:

1.    La ruptura de nuestra unión con Dios, miremos Isaías 59:2: “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.”
2.    El entorpecimiento de nuestra labor evangelio y llevemos fruto al Señor, miremos Juan 15:5: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”
3.    El debilitamiento de nuestro testimonio cristiano entre nuestros hermanos y el mundo, miremos Filipenses 2:15: “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;”

La primera parte del versículo describe la posibilidad de tener un día de victoria como la tuvo el ejército israelita contra los amorreos, en nuestro caso una victoria diaria contra la tentación de la mano de nuestro Señor Jesucristo quien fue tentado y salió victorioso siempre, como se determina en Hebreos 4:15: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”

Dios atiende nuestra voz

Jehová atendió la voz de Josué para lograr la victoria en la batalla contra los amorreos como se narra en Josué 10:12: “Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón.” Situación que es idéntica en nuestra lucha constante contra la tentación, el Señor nos ofrece su ayuda para salir victoriosos como nos enseña I de Corintios 10:12-14: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.”

Así como oró Josué nuestra oración en tiempos de batalla debe ser pronta confiando en las promesas anteriormente descritas.

En Dios tenemos la victoria

Finalmente Dios es quien da la victoria como se la concedió a Josué, revisemos Josué 10:13: “Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.”.

Cuando enfrentemos la tentación debemos recordar que el poder para vencer no radica en nosotros sino en Cristo, corroborémoslo en Hebreos 2:18: “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”, así como en Proverbios 21:31: “El caballo se alista para el día de la batalla; Mas Jehová es el que da la victoria.”


Jóvenes, en nuestra guerra constante contra la tentación todos los días deben ser como el día en que Josué derrotó al pueblo de los amorreos, ganando las batallas porque nos comunicamos con Dios y solicitamos su ayuda para que pelee por nosotros y nos dé la victoria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Graciaaas.

Anónimo dijo...

=)