jueves, 18 de diciembre de 2014

PERDONALO y CONSUELALO


Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.” – 2 Corintios 2:5-11.
 
En este pasaje Pablo habla de esa tristeza (dolor) que le han causado a él y de cómo la misma se ha extendido a todos sus hermanos. Sin embargo nos enseña cual es la actitud que debemos tener frente a aquel que de alguna manera nos ha herido. Nos dice que en vez de juzgarlo y darle duro, debemos perdonarle y más aún consolarle con el propósito de que no sea consumido de demasiada tristeza.

Esto honestamente suena contrario a lo que la mayoría quisiéramos hacer en contra de aquel que nos ha hecho daño; pero así es El Señor. Él nos pide que renunciemos a nuestros supuestos derechos buscando siempre la restauración de aquel que ha caído o cometido una falta. Pablo nos dice que en medio de esas situaciones debemos confirmar nuestro amor para con aquel que nos ha causado tristeza.

Te preguntarás… ¿Y porque si es que efectivamente me hizo daño? Bueno una de varias razones la encontramos en la parte final del pasaje:

para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.

No permitamos que Satanás gane ventaja. Que entre en nuestras relaciones y las divida. Que frene la obra de Dios en nosotros y cause daños mayores a la obra. Que nuestro orgullo y prepotencia los entreguemos al Señor quien es el Gran Curador de nuestras almas. Recuerda las palabras de Jesús momentos antes de morir:

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. - Lucas 23:34.

Un abrazo y nos vemos mañana,

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, muy lindo