martes, 17 de abril de 2012

MI VIDA ESTÁ DE CONTINUO EN PELIGRO

Salmo 119:109 “Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley”

Buenos días para todos. En esta mañana meditaba en este pasaje de la Biblia y Dios me llevaba a considerar el peligro al que a diario nos exponemos.

El día de ayer, mi hijo se estaba bañando con mi esposa al final del día. Normalmente cuando el niño se baña con mamá, yo lo recojo al salir de la ducha para vestirlo y ayudarle a caminar hasta la cama, en razón a que puede tropezarse por salir medio mojado. Ayer fue la excepción, mientras quitaba el tendido de la cama el niño salió y por distracción, lo olvidé y no me percaté de correr a ayudarle a salir del baño y se cayó sufriendo un golpe en su cabeza.

Diariamente vemos en las noticias con peligros mucho más serios que el que te acabo de compartir: accidentes fatales, homicidios, secuestros, desapariciones, atentados terroristas, inundaciones, robo de niños, violaciones, entre otros tantos peligros que acechan día a día a toda la humanidad.

La Palabra de Dios en Efesios 2:2-3, nos habla de tres enemigos: la carne, el diablo y el sistema o la corriente del mundo. Tres enemigos que acechan nuestras vidas y de continuo estamos expuestos a ellos. En el Salmo 119 Dios usa un paralelismo siempre enfocándonos en su Palabra. En este versículo, Dios nos vuelve a decir vez tras vez, que ante el peligro que nos acecha día a día, no debemos olvidarnos de su Ley.

El peligro no es el problema, pues no podemos evitarlo el exponernos a el. El punto clave de un cristiano es cómo nos vamos a proteger o a afrontar el peligro. La respuesta a es “mas no me he olvidado de tu ley”.

La Palabra de Dios es lámpara a nuestros pies, una lámpara que Dios nos ha dado a CADA UNO, para que tengamos una espada que nos guía en medio del peligro, en medio de un mundo lleno de oscuridad, una lámpara dada a los PIES, para poder caminar con pasos de fe literal, a pesar que lo que vean nuestros ojos sea oscuridad, andando por fe y no por vista.

Para no caernos o tropezar, debemos acudir todos los días a la Palabra de Dios, nunca olvidarnos de su Ley porque el peligro nos acecha día a día.

Que tengas un día lleno de la Palabra de Dios, en medio del peligro.


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