domingo, 29 de abril de 2012

DE CUERPO EN LA IGLESIA, PERO DE CORAZÓN EN EL MUNDO.



“Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos; al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto, cuando dijeron a Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron”. Hechos 7:37-41

Buenas noches, nuevamente es un privilegio inmerecido  abrir la biblia y escribir de las cosas maravillosas que Dios nos regala a sus hijos para animarnos y exhortarnos. De manera corta me gustaría mostrarles una aplicación devocional a esta porción de la palabra, en la que Esteban (lleno de gracia y de poder) prácticamente les hace un recuento a los principales ancianos y escribas recordándoles cómo se había profetizado la llegada de nuestro Señor Jesucristo y cómo ellos habían matado al Hijo de Dios, al Autor de la vida.

En su discurso, Esteban antes morir, les recuerda a estos hombres cómo sus padres recibieron de Moisés los mandamientos dados directamente por Dios en el monte Sinaí y la desobediencia a los mandamientos. Meditaba  en el contraste que la palabra nos regala, en vez de obedecer, podemos desechar y como resultado nuestro corazón puede volver a Egipto (mundo).

Cuando nos rehusamos a obedecer, a realizar esos cambios que sabemos nos tiene mal delante de Dios, a dejar de consentir esos pecados, estamos desechando a Dios y su palabra y podemos fácilmente estar en cuerpo en la Iglesia recibiendo palabras de vida como el pueblo de Israel pero nuestro corazón, nuestro enfoque, las prioridades las tiene el mundo y sus placeres pasajeros. Esta porción me exhortaba a cuidar mi testimonio dentro de la Iglesia y fuera de ella, pero sobre todo ser honesto con Dios y conmigo mismo para pedirle a Dios que me dé un corazón sincero que lo ame con cada decisión que tome regida por el manual perfecto que nos dejó. El mundo está tentándonos todos los días y es algo que a veces pasamos por alto y cuando nos damos cuenta estamos pensando y tomando decisiones sin preguntarnos ¿qué haría Jesús? Porque si queremos ser como Él, es hora de tomar decisiones como Él las tomaría basadas en su palabra y no en el engaño de nuestros propios pensamientos.

Podemos fácilmente estar poniendo o haciendo becerros (ídolos) para luego arrodillarnos ante ellos, pasando más tiempo, dedicando más fuerzas,  buscando la gloria del mundo, dejando a un lado la prioridad que es mi relación y obediencia a Dios. No me refiero a trabajar (todos debemos hacerlo), es el enfoque, la mira, el tesoro, “porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón-Lucas 12:34”

Hay una frase que aprendí en la universidad que usábamos frecuentemente con mis amigos antes de malgastar el tiempo en un billar y ahora veo como esa frase cobra un verdadero sentido en mi vida y en la de mi familia:  “¿Pa´qué estudiamos?”… el avance del reino de Dios en la tierra sería una buena respuesta a esa pregunta que usábamos como pretexto para malgastar la vida.

Hoy gracias a Dios y su misericordia; no podemos creer estar firmes en esta posición porque seguramente le fallaremos, debemos depender de su gracia y misericordia, oremos para que nos muestre en que estamos fallando y que nos muestre como podemos alinear todo nuestro corazón al suyo, ya que todos lo necesitamos.

¿Pa´qué estudiamos en la Iglesia?

Abrazos, buena semana, continuemos orando por la recuperación de Danielito y por la fortaleza y  amor de Dios en medio de su familia.

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