miércoles, 4 de agosto de 2010

SEA CONOCIDA DE TODOS LOS HOMBRES


Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca... Filipenses 4:5.

El apóstol Pablo terminando su carta a los Filipenses, escribió el pasaje que acabamos de leer. Algo en especial llamó mi atención; y es la profunda relación que existe entre nuestra gentileza hacia los hombres, con la salvación de aquellos con quienes tenemos algún tipo de contacto ya sea ocasional o permanente.

En esta porción de la carta, puedo ver a Pablo casi que “gritando”:

Amen a la gente, gánense su respeto, muestren una conducta intachable; sean amables, muestren el amor de Dios que ha sido derramado en sus corazones; y gánenlos para Aquel que dio su vida por ellos. ¡El Señor esta cerca! ¡No hay tiempo que perder!

¿Estas mostrando tu gentileza con la gente que te rodea? ¿Eres amable con ellos? ¿Tu forma de vivir llama la atención de aquellos con quienes te encuentras en el día a día? ¿Tu conducta es de aquella clase que cautiva? ¿La gente se siente bien cuando está contigo? ¿Cómo los tratas?

Piensa por un instante en como te comportas mientras…

Haces una fila interminable (que parece nunca va a acabar) en un banco.
Esperas para pagar la cuenta en el supermercado.
El conductor de adelante no arranca cuando el semáforo ya se encuentra en verde.
Esperas la comida en el restaurante y sabes que la misma se demora más de lo normal.


En cada situación de nuestra vida, el Señor espera que mostremos nuestra gentileza delante de todos los hombres. Una buena sonrisa, un simple pero efectivo gracias, un buen gesto, una mano bien dada, una mirada dulce (más no coqueta) a los ojos, y otras cuantas buenas actitudes, pueden ser determinantes para que la gente inconversa llegue al Señor, y la gente salva crezca más en El.

Recuerdalo siempre. Que tu gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor esta cerca.

Nos vemos mañana,

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