Nos
acercamos al final del libro de Lamentaciones de Jeremías, un tratado sobre el
pecado y sus graves consecuencias. Dirijámonos al versículo.
Lamentaciones de Jeremías 4:6
“Porque
se aumentó la iniquidad de la hija de mi
pueblo más que el pecado de Sodoma,
Que fue destruida en un momento, sin que
acamparan contra ella compañías.”
LA CORRUPCIÓN DE SODOMA
Sodoma siempre fue considerada como una de las máximas expresiones de
pecado sobre la tierra, el ejemplo de una sociedad extremadamente corrupta
moralmente.
Génesis 13:13
“Mas
los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.”
Fue tal su corrupción que Dios en su soberanía
destruyó esta ciudad y su pecado.
Génesis 19:24-25
“Entonces Jehová
hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura,
con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.”
MAS
ALLÁ DE SODOMA
Antes de leer detenidamente el versículo de esta mañana creíamos que el
límite impuesto por Sodoma era imposible de superar, sin embargo, podemos
concluir que el pecado de Israel era comparable al de esta ciudad y en la
Biblia lo podemos corroborar.
Isaías 3:8-9
“Pues arruinada
está Jerusalén, y Judá ha caído;
porque la lengua de ellos y sus obras
han sido contra Jehová para irritar los ojos de su majestad. La apariencia
de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de
ellos! porque amontonaron mal para sí.”
Jeremías 23:14
“Y en los
profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban
en mentiras, y fortalecían las manos
de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos
ellos como Sodoma, y sus moradores
como Gomorra.”
Jóvenes, el ejemplo de Israel es claro, el pecado puede ganar terreno en
la vida de todo un pueblo y de creyentes en particular. A lo largo del
recorrido por el libro de Lamentaciones Jeremías leemos sobre las graves consecuencias
de la desobediencia, una vez más la invitación es a no dar cabida a la maldad y
desterrar la escoria que subsista en nuestro ser. Vivamos la conformación a la
imagen de Jesús.
Saludos
a todos.
. M .
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