Nos
encontramos en la mitad del libro de las Lamentaciones de Jeremías, en esta
etapa Dios nos enseña sobre el sentido de este texto y el verdadero significado
de la acción de lamentar.
Revisemos
el versículo.
Lamentaciones de Jeremías 3:39
“¿Por qué se lamenta el hombre viviente?
Laméntese el hombre en su pecado.”
Nuestro Creador cuestiona sobre las razones de Israel para expresar llanto,
sollozos y otras demostraciones de dolor; y concluye que la verdadera causa del
pueblo para sentir pena, contrariedad o arrepentimiento debería ser la transgresión
consciente de su voluntad divina apartándose de lo recto y justo contenido en
su Palabra.
La pregunta y la respuesta son más pertinentes hoy que nunca para la Iglesia,
así como para la humanidad que desconoce de Jesús.
Es generalizado lamentarse de la adversidad causada por agentes
exteriores a nosotros y poco común hacerlo cuando somos los generadores de las
faltas en contra de Dios y los demás.
Permitir que el Espíritu Santo cumpla su función
El mismo Jesús lo expresó así:
Juan 16:8-9
“Y cuando él
venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
De pecado, por
cuanto no creen en mí;”
Es el Espíritu Santo quien convence de pecado tanto al inconverso para
traerle a la Salvación como al creyente para mantenerle limpio y conformarse a
la imagen de Cristo.
Lamentablemente podemos opacar su accionar como nos lo indica Pablo.
Efesios 4:30
“Y no contristéis al Espíritu
Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”
I de Tesalonicenses 5:19
“No apaguéis al Espíritu.”
Vivamos con convicción el siguiente pasaje.
II de Timoteo 1:6-7
“Por lo cual te aconsejo que
avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis
manos. Porque no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía, sino de poder,
de amor y de dominio propio.”
Reconocer
la condición de pecadores
No es otra cosa que vivir las palabras del
salmista.
Salmos
51:3
“Porque yo reconozco
mis rebeliones,
Y mi
pecado está siempre delante de mí.”
Vivir
la aflicción del pecado
El ejemplo de Pedro después de mentir y negar a
Cristo.
Mateo 26:75
“Entonces Pedro
se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres
veces. Y
saliendo fuera, lloró amargamente.”
El ejemplo de Judas después de entregar a
Cristo en manos de las corruptas autoridades judías.
Mateo 27:3-5
“Entonces Judas,
el que le había entregado, viendo que
era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los
principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando
sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el
templo, salió, y fue y se ahorcó.”
La verdad descrita por Pablo.
Romanos 2:9
“… tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente
y también el griego,”
Jóvenes, más allá de las razones para llorar, sentir dolor y estar en aflicción
por los agravios recibidos, sintamos que la real causa de nuestras
lamentaciones debe ser la de pecar en contra de Dios.
¡Qué el pecado nos duela!
Aprovechemos
bien esta tarde que no tenemos reunión como ministerio. Felicitaciones
especiales en su cumpleaños a Christian Ibáñez líder del Ministerio de Niños.
Un
abrazo a todos.
. M .
2 comentarios:
¡ Gracias !
Gracias marito
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