sábado, 4 de junio de 2016

NUESTRA HERENCIA CELESTIAL

Esta tarde tendré nuevamente el privilegio de exponer la sagrada Palabra de Dios al Ministerio de Jóvenes, es la tercera sobre el estudio de la primera epístola universal de Pedro. El pasaje expuesto será el siguiente:

I DE PEDRO 1:4-5
“… para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.”

De este versículo de la Biblia vamos a tratar los siguientes temas.

UNA HERENCIA ESPECIAL
Desde Génesis 15:1-7, Dios se comunicó con Abram, un hombre pagano y escéptico, Abram dudó y no le creyó en un principio al Señor, sin embargo, nuestro Creador, le pidió que depositara en Él su confianza, estando de por medio la fe y le prometió una descendencia, Abram creyó y como consecuencia de su credulidad, Dios también le prometió una herencia eterna, esta promesa se ve corroborada en Génesis 17:1-8. Dios reguló el derecho de herencia, y como ejemplo podemos citar: a) El establecimiento de los órdenes de sucesión en Números 27:7-11, b) Una prohibición en el caso de las mujeres en Números 36:5-7, y c) La declaratoria de intransferibilidad entre tribus en Números 36:8-9. En el caso de los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, Pedro de una manera muy sensible entiende que era de suma importancia hacerles saber que en Cristo tenían la esperanza de una herencia eterna, que iba más allá de sus pérdidas materiales. Para nosotros hoy como iglesia, gozando de la condición de hijos de Dios, a través de la Salvación por Jesucristo, adquirimos la calidad de herederos de estos bienes espirituales. En cada caso particular, heredamos de nuestros padres terrenales y del mundo, corrupción, contaminación y marchitabilidad, pero nuestro Padre celestial transforma esa realidad en realidades opuestas.

Miremos algunas referencias bíblicas sobre esos conceptos y su relación con la herencia celestial.

Lo corruptible
Mateo 6:19-20
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.”

Lo contaminable
Jeremías 2:7
“Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.”

Lo marchitable
Isaías 40:7
La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.”

Jeremías 12:4
“¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.”

Santiago 1:11
“Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.”

Isaías 40:8
“Sécase la hierba, marchítase la flor; más la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”

UN LEGADO GUARDADO PARA NOSOTROS

A estos creyentes desplazados, Pedro les dio la seguridad de la certera promesa de gozar de los bienes celestiales destinados para ellos como hijos de Dios, en medio del exilio, hoy como iglesia, estamos viviendo día a día el cumplimiento de las profecías bíblica y sentimos cercana la porción del legado preparados para el pueblo de Dios, y en cada caso particular, nuestra herencia está resguardada para cada uno de nosotros como hijos de Dios.

Aquí un par de pasajes que nos hablan de esa verdad.

I de Corintios 5:1
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;”

II de Timoteo 4:18
“Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.”

EL PODER DE DIOS Y LA FE
A los cristianos dispersos por Asia Menor, Pedro les enseñó la relación que existe entre las promesas de Dios, hoy como iglesia, somos el pueblo de Dios, encarnamos la demostración vida de la fe en medio un mundo incrédulo, apático, sostenido por verdades dinámicas y parciales, y en cada caso particular, nuestro conocimiento seguro y claro de Dios y la firme adhesión de nuestro ser a él, sin temor de errar viviendo su poder, se potencializa a través de nuestra relación personal diaria con Él.

Respaldamos esta afirmación con el siguiente versículo.

II de Timoteo 1:12
“Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”

LA MANIFESTACIÓN DE LA SALVACIÓN
Finalmente, a los peregrinos en el exilio, Pedro les invita a tener gozo respecto de la salvación y les deja claro que Dios ya hizo todo para que la puedan disfrutar en el momento que Él dispuso, hoy como iglesia, vemos como la Palabra de Dios se ha cumplido, el tiempo postrero es cada vez más cercano viviendo una cuenta regresiva para ministrar la reconciliación, y en cada caso particular, fuimos librados de la condenación y cuando llegue nuestra muerte física se concretará esta promesa espiritual.

Dejemos que la Biblia lo corrobore.

Mateo 23:33
“¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?”

Romanos 8:1
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”

Colosenses 2:13-15
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”

Jóvenes, tenemos una herencia especial que va más allá de lo físico y sobrepasa el razonamiento humano, esta herencia está asegurada para nosotros como legítimos herederos por la Palabra de Dios, solo podemos comprender estas verdades a través de la fe que concreta el poder de Dios en nuestras vidas, y cuando llegue nuestra muerte física, resucitaremos para vivir la realidad de la salvación sin una condena infernal.

Les espero esta tarde.

MAC

1 comentario:

Anónimo dijo...

:)