viernes, 14 de agosto de 2015

SIERVOS DE LA JUSTICIA

Que agradable es escuchar y sentir que hemos sido LIBERTADOS DEL PECADO y que ahora somos SIERVOS de LA JUSTICIA. Los invito a que meditemos en este hermoso pasaje en el libro de Romanos.

15¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16¿No sabéis que si os sometéis a    alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19Hablo como humano, por vuestra humana debilidad;        que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 20Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.23Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. - Romanos 6:15-23

El pecado no tiene cabida en la vida del creyente, debemos entender que ya no somos esclavos del pecado, porque hemos entendido la gravedad de ese tipo de vida licenciosa y hemos sido rescatados de las garras del Diablo. Ahora, en nuestra condición de hijos de Dios, debemos obedecerle a Dios y no caer en las garras de la tentación puesta por el enemigo.

Ahora somos siervos de la justicia, siervos de Dios, y en esta nueva condición nuestras vidas deben estar en un proceso continuo de santificación. Nuestros miembros, nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras actitudes ahora deben estar dispuestos para obedecerle y servirle a Dios, con una renovación total en nuestras vidas. Jamás debemos traer  a colación nuestra vida pasada enorgulleciéndonos de lo que hacíamos, antes por el contrario, debemos avergonzarnos por nuestro pecado. Es necesario tener claro que ese pecado solo conduce a la MUERTE.

Debemos estar muy agradecidos con Dios por lo que ha hecho con nosotros al liberarnos de esas muerte eterna, perdonando todos nuestros pecados, y debemos estar dispuestos a entender  que somos SIERVOS de Dios y que nuestra mira debe estar puesta en la SANTIFICACIÓN.

Hoy, el Señor me está mostrando que no debo avergonzarme de salir a mostrarle al mundo que la paga del pecado es muerte, y mostrarles claramente lo que les espera, y también enseñarles con mucho amor la forma de ser salvos de esa ira venidera, la forma de recibir ese DON de Dios que es la vida eterna en la presencia de Dios, por medio de aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador. Es necesario, urgente, inaplazable, salir a contarle al mundo lo que está pasando y lo que pasará, es necesario salir a PREDICAR el Evangelio a toda criatura.  
           
Hoy Dios nos recuerda la diferencia entre estar muerto y estar VIVO espiritualmente. Ahora somos Siervos de la JUSTICIA. Tenemos un Dios que nos ha recibido amorosamente en su familia pasándonos de muerte a vida, de condenación a SALVACIÓN, un Dios que olvida nuestro pasado y ahora nos permite ser sus siervos.

Impacta ver el cambio tan vertiginoso que se da en un momento en la vida del ser humano cuando está dispuesto a creerle a Dios. Ver la importancia de dejar atrás la vida licenciosa del pasado y la importancia que tiene en mí el proceso de SANTIFICACIÓN, entender que NO es un juego, debe verse permanentemente en mí.

Apliquemos esta enseñanza contando estas verdades con toda claridad a aquellos que aún no conocen la verdad, y disfrutando a plenitud de todas las bendiciones de Dios como hijos suyos. Alejándonos 100% de cualquier mancha de pecado, combatiendo a muerte contra las malas miradas y pensamientos, aborreciendo la mentira, siendo pacientes y aplomados, amando a la gente y reflejando siempre la LUZ de Cristo en nosotros.


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