miércoles, 28 de julio de 2010

PREOCUPARNOS… ¿BUENO O MALO?... DÉJAME MASTICARLO


Esta tarde, quiero transcribir una porción de un buen libro que leí hace algunos años y del cual rescaté enseñanzas como la que vas a leer a continuación. ¿Es bueno preocuparnos? ¿Qué tan sabio es no preocuparnos? ¿Qué peligros existen entre preocuparnos por todo (empezando por cosas que no lo ameritan y llegando hasta asuntos que en realidad lo requieren), y ser unos despreocupados, inconcientes e insensibles totales?

Te dejo con la porción del libro…

El líder tiene un claro reconocimiento de las necesidades: Usted podría pensar que reconocer las necesidades es un concepto elemental, especialmente cuando se trata de líderes. Pero he conocido a muchas personas que están en posiciones de liderato responsable y que parece que nunca comprenden los problemas que tienen que resolver.

Recuerdo que una vez tomé un curso en un seminario bajo la dirección de un brillante profesor bíblico. En efecto, el era conocido en todo el mundo por su conocimiento bíblico. ¡Pero era tan culto, y sabía las respuestas durante tanto tiempo, que hubiera olvidado que podía haber algunas preguntas! Nosotros levantábamos la mano y presentábamos un problema. El parpadeaba y decía: “¿Problema? ¿Que problema?”

Hay una simple razón que explica esta mentalidad de que “no hay problema”: La preocupación. ¿Ha estado usted alguna vez cerca de un profesor o de un jefe preocupado? Algunas mujeres viven con maridos preocupados, y saben que lograr la atención de él no es una tarea fácil. Lo buscan detrás del periódico donde se mueven los negocios y le dicen: Mi amor, quiero hablar contigo sobre algo que ha ocurrido. Ajá. Hay una gotera en el otro cuarto y está corriendo por el piso. Ajá.

Es asombroso que los individuos que tienen un alto nivel de responsabilidad, a menudo ya no se relacionan con otros en el nivel de los problemas. Tengo un amigo que tiene mucho éxito en el negocio de la construcción. En efecto, es un prominente constructor de la ciudad. Pero el odia la realidad. Como resultado, su familia ha sufrido. Ha sido engañado y robado. Ha usado mal el tiempo una vez tras otra. Apuesto que no le gusta hacer frente a las cosas, y rehúye a las arduas preguntas secundarias.

El es creador, visionario, cordial, personalmente muy tierno por las cosas de Dios. Pero el simplemente no ve los problemas. Evita la confrontación con ellos al decir: “No me cuente los problemas; hablemos acerca de las cosas buenas”. Ahora bien, pienso que una persona puede estar tan orientada hacia los problemas que solo puede pensar en ellos; y eso tampoco es bueno. Pero la persona que es líder real reconoce claramente las necesidades.

¿Esta usted enterado de las necesidades? ¿Que diría de las necesidades de su propia familia? ¿Es usted sensible como padre y como cónyuge? Quizá usted viva solo. ¿Sabe usted que es lo que hay en el corazón de sus padres, hacia donde se inclina la balanza? Si usted enseña, ¿esta enterado de las necesidades de los alumnos, los muchachos que llenan el salón de clase? Si usted dirige negocios, ¿esta en contacto con algo mas que el simple nivel de la actividad placentera que se llama el “estrato ejecutivo”? y ¿que diría de las demás áreas donde los problemas dan comienzo y se enconan?

Hoy te animo a no ser como el avestruz. Saca la cabeza del hoyo y mira lo que sucede a tu alrededor. Quizá el panorama no sea muy alentador pero la vida misma exige que le pongamos el cuerpo, alma y espíritu a lo que encierra nuestra misma existencia.

Preocuparnos… ¿Bueno o Malo?... Déjame Masticarlo… Filipenses 4:6-7 (Respuesta – Por favor no lo saques de su contexto).

Nos vemos mañana,

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