Me impactan las
últimas palabras que se dicen de él terminando el libro de Deuteronomio. El fue
un siervo de Dios. A pesar de sus terquedades momentáneas y de su torpeza de lengua
entre otras cosas, Moisés fue fiel a aquel que lo llamó. Basta leer el libro de
éxodo para tener apenas un abrebocas de la forma como este siervo fue usado por
su Señor.
Sus ojos nunca se
oscurecieron ni perdió su vigor. Tuva una buena vejez hasta el momento de
partir viendo la tierra que Dios había prometido. Hasta su último suspiro fue
usado por Dios para impactar naciones enteras.
Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés… nadie como él en
todas las señales y prodigios… y en el gran poder y en los hechos grandiosos y
terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.
Hoy en día el
Señor puede seguir levantando esta clase de varones. Hombres de verdad que
impactan cada lugar donde la planta de su pie se posa. Mujeres como Ester que
dejan una huella imborrable en el mundo en que se mueven. Siervos y siervas de
Él, que como Moisés permiten que Dios se manifieste en medio de su fragilidad.
Difícilmente
igualaremos a Moisés, pero Dios nos dejó uno de tantos modelos a seguir (empezando
por Nuestro Amado Jesús), y continuando porque no con la lista de Hebreos 11,
para que nosotros hoy en día sigamos sus pisadas.
Padre, haz de
nosotros esta clase de varones y de mujeres, que buscan incesantemente que el
mundo en el que nos movemos, y mas allá de las mismas fronteras, conozca a Tu
Hijo, nuestro Señor Y Salvador Jesucristo.
Amén!
¿Y QUE SE DIRÍA SI FUERAS TU EL FALLECIDO?
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