sábado, 2 de febrero de 2013

JOSÉ: UN HOMBRE JUSTO


Entrando en el Nuevo Testamento Dios nos mostró el siguiente pasaje.

Mateo 1:18-25
 “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros.
Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.”

Una porción que da fe de la encarnación del Hijo de Dios como un mortal con el objetivo de abrir la puerta de la salvación a toda la humanidad.

Vamos a centrarnos en la actitud de José, el padre terrenal de Jesús.

Su genealogía proviene de Abraham como se establece en Mateo 1:1-16, un hombre del linaje real de Israel en la condición de un humilde carpintero quien ante la noticia del embarazo de su esposa no quiso quitar su fama, honra y estimación, así como someterla a la estricta justicia de la época.

Ante la presencia del mensajero divino este hombre que en un primer momento pensó abandonar a María obedeció la voluntad de Dios, en los pocos pasajes que se menciona su nombre y acciones siempre vemos un hombre respetuoso de los designios celestiales.

Veamos ahora algunas buenas consecuencias de la actitud de obediencia a nuestro Señor.

Éxodo 19:5
“Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.”

Deuteronomio 5:29
“¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!”

I de Reyes 3:14
“Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.”

Santiago 1:25
“Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.”

Jóvenes, tengamos en José un modelo de conducta, no dejemos que nuestro corazón y nuestra mente eviten cumplir la sagrada voluntad de nuestro Señor, tenemos la Biblia, conozcámosla, ella contiene la voluntad de Dios para que actuemos conforme a ella.

domingo, 27 de enero de 2013

DIOS ES MI HEREDAD


“Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad en Israel; de las ofrendas quemadas a Jehová y de la heredad de él comerán.
No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos; Jehová es su heredad, como él les ha dicho” Deuteronomio 18:1-2


Hola, esta mañana tuve que hacerme un par de  preguntas luego de leer este versículo en el devocional diario… ¿cuál es mi mayor posesión material? ¿Qué es lo más valioso que tengo?

Estas dos preguntas me ayudan a entender que realmente las posesiones materiales (muchas o pocas) son en realidad temporales y que nada se compara con tener simplemente a Dios como Señor de mi vida.

Los sacerdotes levitas  no recibieron heredad (terrenos), ellos recibieron la bendición de ser los sacerdotes entre el pueblo y su bien era Dios. Aplicándolo a mi vida me hacía reflexionar las muchas veces que no me contento con simplemente recordar que lo tengo todo y que no necesito más, tengo a Dios, tengo a mi heredad, en él hay eternidad, propósito, perdón, amor, esto es suficiente para contentarnos con la vida que nos ha dado nuestro Dios.

Por la gracia de Dios, él suple y bendice y aún más de lo que esperamos. Ya sea que tenga o no por su gracia, mi heredad es Dios.

Apocalipsis 1:6 dice que “nos hizo reyes y sacerdotes”, nos da el privilegio de servirle, de buscarle, de escucharlo, tantos beneficios que nada ni nadie podrá comprar, eso es simplemente indescriptible y maravilloso.

-Un día le hice la gran pregunta a un primo ¿si murieras hoy sabes a dónde iría tu alma?, el me dijo que no sabía y me devolvió la pregunta ¿y tu adónde irías? (palabras parecidas) naturalmente la respuesta fue: “Al cielo” donde está Dios, no lo dude, simplemente le dije que era  lo único de lo que estaba seguro, que no sabía que sería de mi en unos minutos o años, solo estaba seguro de pasar la eternidad con mi creador… Eso no tiene precio. Y todo por amor a un ser imperfecto.

Como Dios nos enseñó en su palabra hoy:Apliquemos el contentamiento” ya que simplemente lo tenemos todo, tenemos a nuestro Dios.

Un abrazo.