La primera
invitación que Dios nos hace al hablarnos de nuestros deberes como cristianos
es a dejar que el Espíritu Santo haga su obra en nosotros, una obra de
santificación, de purificación, de integridad. Debemos poner TODO de nuestra
parte y dejar que Dios obre en nosotros,
1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional. 2No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación
de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta. - Romanos 12:1-2
Esa Obra de
RENOVACIÓN se dará solamente presentando nuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios; esto es lo menos que podemos hacer después de la obra
tan grande que Cristo hizo en la cruz del calvario por nosotros, por nuestro
perdón, por nuestra salvación, por nuestra SANTIFICACIÓN.
La LUZ de Cristo
debe alumbrar en nosotros y es por eso que debemos alejarnos de los pecados del
mundo y permitir que haya en nosotros una renovación de miradas, pensamientos y
actitudes para que podamos comprobar que si es posible que se haga la voluntad
de Dios en nosotros, la de conformarnos a la imagen de Jesús, una imagen
perfecta, un hombre irreprensible y de muy buen testimonio.
Algunas RECOMENDACIONES breves pero muy
significativas:
- Concientizarme MÁS
y más de la TRANSFORMACIÓN que debe VERSE c/día en MI VIDA, verdadera SANTIDAD.
- Considerar la obra tan grande que Dios a través de Cristo hizo por nosotros
- Presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios
- Entender que es lo menos que podemos hacer después de lo que Dios ya hizo por nosotros
- No conformarnos a este mundo
- Transformarnos renovando nuestras miradas, pensamientos y actitudes
- Poner TODO de nuestra parte para que se haga la Voluntad de Dios que es agradable y perfecta
- Confiar plenamente en que Dios si es capaz de transformarnos.
La RENOVACIÓN de nuestro
corazón debe ser PERMANENTE.
1. Lo menos que podemos
hacer por la gran Obra que Cristo hizo, es entregarnos a la LLENURA de su Santo
Espíritu (Vs 1)
2. Todo nuestro ser tiene
que ser renovado alejándonos de las maquinaciones del mundo (Vs 2a)
3. Podremos comprobar que
las promesas de Dios son REALES y que podremos ser transformados por ÉL (Vs 2b)
Dios nos
recuerda hoy un tema bien importante, el más importante, Nuestra SANTIFICACIÓN.
Y nos lo recuerda un Dios que anhela fervientemente nuestra pureza, nuestra
transparencia, nuestra entrega total e incondicional a ÉL
Impacta ver la forma como Dios me muestra que el proceso empieza por LA
MENTE, la cual alimentamos a través del mundo: Los deseos de la carne, los deseos
de los ojos y la vanagloria de la vida.
Y es tal vez lo que debemos aplicar con más urgencia, dejando que Dios obre en nosotros a través de su
Espíritu Santo, permitiendo que ÉL nos llene por completo para estar dispuestos
a agradarle y obedecerle en TODO: Nuestras miradas, pensamientos y actitudes. Todo debe estar alineado con los
pensamientos de Dios y vamos a poner todo de nuestra parte para que ASÍ sea.
Fabio