
En Daniel 3 el rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro e hizo la dar la orden que aquella persona que no la adorare seria echada al horno de fuego ardiendo
Como era de esperarse Sadrac, Mesac y Abed-nego no adoraron esta estatua.
Daniel 3:12 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.
Pero lo más impactante en mi devocional de ayer viernes fue la respuesta que Sadrac, Mesac y Abed-nego le dieron al rey.
Daniel 3:17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.
Daniel 3:18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
Dos cosas muy importantes que vemos en estos dos versículos es lo siguiente:
1. La Fe (Daniel 3:17) Ellos sabían en quien estaban confiando y del poder que tenia su Dios para librarlos.
A PRUEBA DE FE.
Daniel 3:19 Nabucodonosor ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.
Daniel 3:20 Nabucodonosor mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego
Y en ninguna de estas dos situaciones Sadrac, Mesac y Abed-nego trastabillaron en la fe, nunca llegaron a pensar que en un horno sietes veces mas calientes Dios no los podía librar y tampoco pensaron que siendo atados por los hombres mas fuertes del ejercito del rey, Dios no los iba a desatar y a sacar de ese horno de fuego.
2. No estaban dispuestos a servir a otros dioses. (Daniel 3:18) y si miramos el principio del versículo 17 también nombran y sabían a que Dios servían.
Nabucodonosor nos dice en Daniel 3:28 como podemos servir a un solo Dios.
Daniel 3:28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.
Ya concluyendo jóvenes, ejercitémonos todos los días en la fe, recuerda que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios, si nos ejercitémos en la palabra de Dios, para que cuando vengan esos periodos de fuego intenso tengamos una fe fuerte en Dios y sepamos bien a cual Dios servimos.