En Génesis 25:31-34,
Dios nos describe la consumación de la venta de la progenitura de Esaú a Jacob
así:
“Y Jacob respondió:
Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a
morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en
este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a
Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se
fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.”.
Esaú fue privilegiado al obtener
la primogenitura en su nacimiento, una condición que le garantizaba beneficios
de todo orden.
Esaú hizo un juicio de
valor meramente terrenal, considero importante únicamente su paso temporal por
este planeta y expresó que no tenía en cuenta las condiciones de sus actos
después de la muerte.
Sin embargo, en los
tiempos y acciones de Dios Jacob se convierte en Israel su pueblo escogido para
glorificarse antes de la llegada de nuestro Salvador Jesucristo.
Miremos algunos
versículos sobre el menosprecio que podríamos tener sobre los asuntos divinos
así:
Proverbios 1:30
“Ni quisieron mi consejo,
Y menospreciaron toda reprensión mía,”
Mateo 7:6
“No deis lo santo a los
perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las
pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.”
Hechos 13:41
“Mirad, oh
menospreciadores, y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en
vuestros días, Obra que no creeréis, si alguien os la contare.
Romanos 2:4
“¿O menosprecias las
riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su
benignidad te guía al arrepentimiento?”
II de Timoteo 3:1-5
“También debes saber
esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá
hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.”
Jóvenes, así como actuó
Esaú podemos llegar a menospreciar a Dios, su salvación y nuestra condición de
cristianos para él su primogenitura era menos importante que un plato de
lentejas y realizó el intercambio sin pensar en sus consecuencias, muchas veces
pueden presentarse estas posibilidades de intercambio, busquemos el consejo de
Dios y actuemos acorde a nuestra posición de hijos de Dios.
1 comentario:
Gracias
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