Santiago
3:2
“Porque
todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón
perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Todos
nosotros, de manera consciente o inconsciente, hemos ofendido a alguien más en
algún momento de la vida. Y de igual manera; hemos sido ofendidos.
“Decisión
Personal, De Perdonar A Nuestro Prójimo Cuando Nos Haga Mal Y Buscar La
Reconciliación Cuando Nosotros Lo Hayamos Defraudado”
Jesús
nos dio ejemplo, para que nosotros le imitemos. Lucas 23:32-46 – Jesús Nunca pecó (nosotros si lo hacemos), Jesús
hizo la voluntad del Padre quien le envío (a nosotros nos cuesta someternos a
Su Voluntad).
Él
fue despreciado y desechado de los hombres (nosotros jamás hemos sufrido ni
sufriremos el desprecio que El sufrió), fue llamado varón de dolores,
experimentado en quebranto, (le
golpearon su espalda y su cabeza con la caña / le dieron bofetadas / lo escupieron en el rostro
/ clavaron una corona de espinas en su frente / no había parecer en él ni hermosura
/ lo colgaron en el madero y lo asesinaron como al peor de los criminales). En
ese momento El ora al Padre y dice: Perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Jesús
fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de
nuestra paz fue sobre El. ¿Encontraremos en algún lugar un amor semejante?
Colosenses 3:12-14 – No
hay una razón válida para no perdonar a quien nos haya ofendido. Si alguno
tuviere queja contra otro, de la manera que Cristo perdonó, así también hacedlo
vosotros.
No
más divisiones en la iglesia. No más divisiones en nuestros hogares. No más
matrimonios en crisis por la falta de perdón genuino. No más relaciones
divididas. Este no es el plan que Dios diseñó para nosotros. 1 Juan 1:5-7(Búsquenme a MI) Salmos
133:1.
A
Dios le apasiona la reconciliación. Él se dedica a componer situaciones
irreconciliables. Nosotros fallamos y el restaura. Nosotros confesamos y el
perdona. La Biblia está llena del amor de Dios quien se interesa en reconstruir
lo que nosotros hemos destruido.
Las
relaciones sólidas no existen porque las personas nunca se causan daño, sino
porque quienes las conforman saben perdonar.
“Decidamos
Perdonar A Nuestro Prójimo Cuando Nos Haga Mal Y Buscar La Reconciliación
Cuando Nosotros Lo Hayamos Defraudado”
RECONCILIÉMONOS
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