sábado, 24 de enero de 2015

JEHOVÁ: DIOS CERCANO



Continuando con la lectura del Deuteronomio, en la primera parte del capítulo cuarto Dios nos muestra una exhortación que Moisés hizo al pueblo de Israel respecto de su Sagrada Palabra y terminó con una hermosa conclusión, detengámonos en Deuteronomio 4:7-8: “Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?”

Israel era una nación privilegiada que gozaba de la cercanía del Señor, elevaba peticiones que eran resueltas por el Creador y tenía en sus manos la Palabra escrita de Dios.

Las bondades de la Palabra de Dios
Moisés señaló a su pueblo las buenas consecuencias de la Palabra de Dios como se establece en Deuteronomio 4:1: “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da.” La invitación era a percibir las indicaciones divinas con el objetivo de ponerlas en práctica con la indefectible consecuencia de tener vida y gozar del bienestar que el Señor promete.

El respeto por la Palabra de Dios
Moisés estableció lo sagrado de la Palabra de Dios en Deuteronomio 4:2: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene.”, condición que es corroborada en Proverbios 30:6:No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.” y Apocalipsis 22:19: “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.”, aquí la consecuencia de alterar su sagrada Palabra es adversa y consiste en la privación de la vida.

Los designios de Dios deben cumplirse para dar testimonio al mundo
Deuteronomio 4:5-6 determina lo siguiente: “Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta.”, no solo cumplir la voluntad de Dios sino testificar al mundo la grandeza de Él.

Jóvenes, hoy podemos concluir esta entrada con la mismas preguntas:

¿Quién tiene dioses tan cercanos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?

¿Quién tiene una palabra como la Palabra de Dios?

Así como Israel somos un pueblo privilegiado que gozaba de la cercanía de Dios, podemos orarle y obtener respuestas y tenemos en nuestras manos su Palabra escrita; Él estará tan cercano a nosotros de acuerdo a la calidad de nuestra lectura de la Biblia, nuestra oración y el servicio en el ministerio, su Palabra es buena y debemos respetarla y testificar al mundo de la grandeza de nuestro Creador y la maravillosa obra de nuestro Señor Jesucristo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

=)