En esta ocasión quiero resaltar lo contemplado en
el evangelio de San Mateo, capítulo 5 versículos 21 al 24, donde Jesucristo mismo
da las pautas para actuar entre los hermanos respecto de las ofensas y los problemas
que afecten la armonía que constantemente debemos mantener.
* En el versículo 21 Dios nos indica la consecuencia
de un delito tan grave como el homicidio.
* En la primera parte del versículo 22 el Señor nos
muestra que el enojo contra uno de nuestros hermanos es comparable a un
asesinato y su consecuencia de las mismas características.
* En la segunda parte del versículo 22 nuestro Padre
cita dos ejemplos de como con nuestro vocabulario podemos ofender gravemente a
uno de los nuestros con resultados desastrosos para la convivencia cristiana.
* En los versículos 23 y 24 Dios nos indica el deber
de reconciliarnos con el hermano que hayamos ofendido y considera este hecho
más importante que las ofrendas que demos a Él.
Jóvenes, absolutamente de nada vale servir y aparentar
cumplir con determinadas acciones dentro del ministerio sí no estamos en paz
con los otros miembros de la iglesia, de seguro nuestro servicio y ofrendas no
van a ser agradables a Dios si tenemos asuntos pendientes por resolver con
alguno de nuestros hermanos.
Debemos abstenernos de ofender siempre, sin
embargo, sí lo hemos hecho busquemos el perdón del ofendido, de otra parte, sí
fuimos víctimas de la ofensa igualmente busquemos a quien nos hizo daño y
solucionemos el problema.
Así como Dios nos perdonó debemos perdonar y
nuestro trabajo para la obra será visto con agrado por nuestro Creador.
Finalmente, recordemos lo que también Jesús nos
mostró al respecto en Mateo 6:14-15: “Porque si perdonáis a los hombres sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis
a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.
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