El ser hombres
llenos de maldad puede llevar fácilmente hasta la misma muerte. El temor de
Dios vale más que todo el oro del mundo, la sabiduría divina fortalece más que cualquier otra cosa que
haya sobre la faz de la tierra.
Escuchemos el
consejo de Dios a través de Salomón en Eclesiastés 7:17-24 :
17No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué
habrás de morir antes de tu tiempo?
18Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu
mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.19La sabiduría fortalece al sabio
más que diez poderosos que haya en una ciudad. 20Ciertamente no hay
hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. 21Tampoco
apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu
siervo cuando dice mal de ti; 22porque tu corazón sabe que tú
también dijiste mal de otros muchas veces. 23Todas estas cosas probé
con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la sabiduría se alejó de mí. 24Lejos
está lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará?
Es necesario
confiar plenamente en TODO el consejo de Dios para no desfallecer en nuestro
trasegar en medio de este mundo pecador. Realmente es triste que no haya un ser
sobre la faz de la tierra que sea justo, que siempre haga el bien y que no
peque. Es algo tan evidente que Dios casi tuvo que destruir la raza humana con
el diluvio y luego borrar del mapa a Sodoma y Gomorra, y hoy en día sigue
haciéndolo de muchas maneras : Terremotos, inundaciones, incendios, desastres
naturales, pero el hombre sigue siendo necio, no quiere escuchar la voz de
Dios.
Ni siquiera quieren
escuchar esa voz que dice : He sido misericordioso y los quiero salvar de una
hecatombe eterna. Gracias a Dios porque ablandó nuestros corazones y nos
permitió reconocer nuestra triste situación, entregándonos en sus brazos para
ser perdonados y redimidos por una eternidad.
No debemos
angustiarnos ni desfallecer por las cosas que hablan en contra de nosotros, es
la voz del enemigo puesta en boca de sus hijos, tratando de hacernos desanimar
y desfallecer. Muchas de esas cosas que dicen de nosotros son el resultado de
las cosas malas que también nosotros hablamos de otros.
La venganza no debe
tener cabida en nuestro corazón, todo debemos entregarlo en manos de Dios, y
confiar plenamente en que ÉL nos dará la victoria. Mi corazón debe estar
siempre inclinado a la sabiduría, sin descuidar un momento mi relación con
Dios, lo cual me puede llevar nuevamente a la mediocridad y al enfriamiento,
terminando en una vida de ayes y lamentos. Mi vida debe ser siempre Santa,
Justa e irreprensible.
Hay muchos mandamientos en este pasaje que vale la pena considerar :
Ø
Alejarme del
mal si no quiero ver las graves consecuencias, la misma muerte temprana
Ø
Pensar y
actuar solamente en forma benévola, alejando el mal de mi mente y de mi corazón
Ø
Afianzarnos en
la sabiduría que viene de lo alto
Ø
Basar todas
nuestras decisiones y actitudes en el consejo de Dios
Ø
Reconocer
todas nuestras injusticias y pecados
Ø
Entender que
aún tenemos muchas fallas
Ø
Entregar
nuestros pecados y nuestras vidas en las manos de Dios para que ÉL nos sane y
nos purifique.
Ø
Salir a
predicar el Evangelio de Salvación, las buenas nuevas
Ø
Velar por el
arrepentimiento y la salvación de los pecadores
Ø
No amargarnos
por lo que los demás dicen de nosotros
Ø
Mejor
arrepentirnos de lo que nosotros hemos dicho de ellos y entregar todas nuestras
cargas a Dios
Ø
Dejar que sea
Dios quien actúe en la vida de cada persona que trata de hacernos daño.
Ø
No dar cabida
al enfriamiento en mi vida para que la Sabiduría de Dios jamás me vaya a
abandonar.
¡¡¡
Mantén una lucha permanente contra el pecado que mora en ti !!!
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