Recorriendo
las Escrituras nos reencontramos con el siguiente pasaje.
Mateo 4:18-20
“Andando
Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y
Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les
dijo: Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las
redes, le siguieron.”
Encontramos
el llamamiento de Pedro y Andrés por parte de Jesús, un par de hermanos,
pescadores de profesión, quienes oyeron la voz de Dios y de manera inmediata
optaron por seguirle sin mediar excusa alguna.
En medio de
las palabras de Jesús podemos percibir un completo cambio en la vida de estos
hombres, pasar de sacar peces del agua a rescatar almas del fuego.
Esa misma
transformación debe pasar indefectiblemente en nuestra vida, de ser haber sido
salvados a ser instrumentos de salvación para otros.
Salvar almas
es la más grande demostración de sabiduría.
Proverbios
11:30
“El fruto
del justo es árbol de vida;
Y el que gana almas es sabio.”
Salvar almas
implica sacrificio.
I de
Corintios 9:19-20
“Por lo
cual, siendo libre de todos, me he hecho
siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como
judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no
esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos
a la ley;”
Implica
vencer el poder mismo del infierno.
Judas 23
“A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de
otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su
carne.”
Jóvenes, de
la mano de Cristo lancemos las redes de la salvación al mar del mundo incrédulo,
pesquemos almas mostrando la luz del Evangelio, seamos sabios, sacrifiquémonos y
venzamos al mismo infierno.
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