“Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. Juan 13:14-15.
Buenas noches, esta mañana Dios me recordaba una posición (actitud) que debo tener ante mis hermanos y aún enemigos diariamente y es el de servir arrodillado a Dios y mis hermanos. Las veces que he leído esta porción de la Biblia Dios me enseña cosas nuevas pero la humildad que debemos tener ante nuestros hermanos es la constante que Dios me muestra para poner en práctica en mi diario vivir.
Me impresiona que Jesús les recuerda su posición de Maestro y Señor, el más grande haciéndose el más pequeño por amor. Algo totalmente diferente a los que nos enseña el mundo donde el de mayor posición debe siempre permanecer por encima de los demás, sin importar el resto.
Jesús pasa uno por uno, limpiando pies de todo tipo recordándonos que no hace acepción de personas y de todo tipo de suciedad, así como limpia nuestros corazones de toda la inmundicia que nos aparta de Él; se toma el trabajo de arrodillarse y ponerse al mismo nivel o aún más bajo y decirles: LOS AMO (“como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin Juan 13:1b”). Dios no solo nos dice que nos ama, sino que no lo demuestra diariamente y no lo demostró con Jesús muriendo por nuestros pecados en la cruz.
Luego nos recuerda que la mejor manera de enseñar es con el ejemplo vivido, el discipulado como reflejo de nuestras vidas en otras personas, seguramente si nuestros discípulos no nos ven lavando los pies de los demás, será muy difícil que lo aprendan y vivan de primera mano, aunque Dios en su poder y a través de su palabra lo enseñará, lo mejor es aprender y enseñar con el ejemplo vivido lo que nos enseña Jesús. Otra cosa que me impacta es que están todos los discípulos aún Judas (el que lo entregará) y él también recibe las atenciones de Jesús, que nos enseña constantemente que debemos amar aun a nuestros enemigos.
Jesús tomó la iniciativa de lavar los pies de los discípulos luego de que la Biblia nos dice que: “sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido Juan 13:3-5”
Solo cuando tenemos clara nuestra misión en la tierra, recordamos nuestro origen y nuestro paso temporal por este mundo y el poder y autoridad que nos da Dios, podremos humillarnos ante Dios para poder impactar las vidas de los que nos rodean con amor, servicio, perdón y entrega.
Hay tantas cosas en este capítulo que no entiendo, que todavía son difíciles de asimilar pero es claro: Imitar a Jesús es un mandamiento.
Abrazos, Dios los bendiga y “lavemos muchos pies esta semana en el poder de Dios”
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