La Biblia es muy clara. No hay confusión en ella. Dios se ha dirigido al hombre en un lenguaje entendible y fácil de comprender. No hay duda alguna en lo que ella enseña. Sus mandamientos (los de Dios – Rectos y Justos) ya han sido establecidos. Sus promesas ya nos han sido dadas. Nuestra tarea ya nos ha sido entregada. Nuestra parte está en leerla, creerla, meditarla y practicarla.
A propósito de esto, te confieso que durante años había escuchado y aún enseñado acerca de las pruebas. Había leído acerca de ellas, era un fiel creyente de que las mismas llegarían a la vida de todo cristiano, había meditado en las diferentes formas en que podíamos ser probados; pero honestamente no había tenido la oportunidad y la bendición de que las mismas llegaran de manera frontal a nuestra vida.
Hoy más que nunca estoy persuadido que uno de los mejores momentos (sino el mejor) para ver a Dios de cerca es ahí en medio de la prueba. En medio del dolor; del sufrimiento, de la ansiedad, de la incertidumbre. En esos momentos donde humanamente no vemos salida alguna. Donde no existe un “ente” terrenal que por más poder que tenga pueda llegar a hacer algo por nosotros. Donde Dios y tan solo Él llegan a ser nuestro refugio y fortaleza. Nuestra esperanza.
Esta tarde, damos gracias como familia al Señor por la prueba que está permitiendo en este momento y por las que seguramente vendrán en el futuro. Es ahí en medio de nuestra fragilidad, donde Dios se muestra como Dios (Padre – Hermano – Amigo - Consolador – Esperanza) a nosotros.
Donde su amor se refleja de mil maneras recordándonos que Él está ahí, en medio de nosotros dándonos fuerzas para salir adelante.
Si te encuentras en medio del fuego de la prueba, permite que Dios te acompañe y se manifiesta en medio de la misma. No pelees con Él. No busques explicaciones. No reniegues de su voluntad. Permite que el cumpla su propósito en ti y disfruta cada segundo de prueba para ver la buena mano de Nuestro Dios sobre tu vida.
6En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. – 1 Pedro 1:6-9.
Nos Vemos Mañana,
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