sábado, 4 de diciembre de 2010

NO ME DEJES ENTERAMENTE...


Buenos Días, hoy les quiero compartir algo que aprendí hace unos meses, y es sobre lo que puede hacer el pecado en nuestras vidas, y esta en el siguiente versículo.

Salmo 119:8b… “No me dejes enteramente”

Consideremos la vida de David, el ungido por Dios, el dulce salmista. Hubo ocasiones en la vida de David que el pecado interrumpió la relación con Dios y David se sintió abandonado, pero no enteramente. Saúl desobedeció a Dios, recibió varias oportunidades de cambiar, pero Dios lo sustituyo. Dios lo dejo enteramente ¿Cuál es la diferencia entre los dos? La clara diferencia entre los dos era la actitud hacia la Palabra de Dios.

Miremos otro ejemplo, Pedro negó tres veces a Jesucristo, y aprendió lo que era estar abandonado de la presencia de Cristo, no lo dejo enteramente como lo hizo con Judas, la diferencia radica nuevamente en la actitud hacia la Palabra de Dios.

Como creyentes sabemos que tenemos la promesa del sello de Espíritu Santo de Dios, sabemos entonces que Dios no nos dejara enteramente. Sin embargo, el pecado puede destruir nuestra relación con Dios, puede llevar nuestras vidas al punto de la ruina y aun que Dios nos quite de esta vida.

A lo que quiero llegar, es que una buena actitud hacia la Palabra de Dios te llevara a querer aprenderla y a obedecerla y si de ser sincera esta decisión te durara por toda la vida y cambiara tu vida y no experimentaras lo que es ser dejado enteramente por Dios en tu vida.

Jóvenes Nos vemos mañana a las 10am en el servicio dominical.

Hoy a Salvo no tiene reunión.

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