David tenía un amor
puro y sincero por la ley de Dios, por sus mandamientos, no había nada de hipocresía,
de mentira, nada semejante, un corazón verdaderamente entregado a Dios,
inclinado a cumplir los mandamientos de Dios los cuales eran su delicia, su
meditación y es lo que Dios NOS quiere llevar esta mañana, a que inclinemos el corazón a su palabra, que la pongamos por encima de todas las cosas y Dios estará
con nosotros.
Salmo 119: 166-167 “Tu salvación he esperado, oh
Jehová, y tus mandamientos he puesto por obra.
Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado
en gran manera.”
Si amo en gran manera
la palabra de Dios se verá reflejado en obediencia y por ende en amor a Dios y
lo que él ama y él me salvará de toda obra mala, de cada situación, puedo esperar
y confiar en su salvación, porque sus mandamientos he puesto delante de mí y
todos mis caminos están delante de él, no hay nada que le pueda ocultar, todo
se lo he manifestado. Una verdadera relación con nuestro Señor es lo nos muestra
David y es lo que necesitamos, no aguas tibias para calmar el momento y luego seguimos con nuestra vida como si nada.
(161,
163, 165) “Príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón tuvo temor de
tus palabras.
La
mentira aborrezco y abomino; tu ley amo.
Mucha
paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.”
Dios quiere una vida
recta, irreprensible, en santidad y su palabra respalda esta decisión que debo
tomar si en verdad quiero seguir, cumplir los mandamientos de Dios, sus
caminos.
Su palabra causa temor
en mí antes de los que persiguen mi vida, un amor tan profundo que no importa
lo que hagan yo le temo es a mi Señor, a su palabra antes que a los hombres. La
biblia nos hace aborrecer la mentira, abominarla y por ende crece nuestro amor por
ella; nos da mucha paz y no hay para nosotros tropiezo. Dios nos da todas las razones
por las cuales debemos amar su palabra, confiar en lo que ella nos dice, es para nuestro bien, para que él haga resplandecer su rostro sobre nosotros y conozcan de él, de su
amor, de eso se trata, es lo que Dios quiere causar a través de sus hijos y David lo entendió
y por esto pudo escribir este salmo que es lleno de amor por su palabra, por
sus mandamientos, eran su regocijo, su amor más grande, su alabanza, su
delicia, su porción.
(169, 176) “Llegue mi clamor delante de ti, oh
Jehová; dame entendimiento conforme a tu palabra.
Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu
siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.”
Dos cosas Dios nos dice
para terminar, primeramente que le clamemos para que nos de entendimiento en su
palabra, en sus mandamientos, que lo podamos comprender, digerir, disfrutar, amar
con todo el corazón, es un clamor verdadero y lo segundo que no nos olvidemos de
sus mandamientos, que no nos permita andar como ovejas descarriadas es lo peor que
podríamos hacer.
Dios quiere una
decisión y es que escojamos sus mandamientos como lo dice el Salmo 119: 173 esa firme
decisión y no la mentira, la hipocresía. ¿QUÉ VAMOS A ESCOGER?
Un abrazo.
Jorge L.
1 comentario:
Bonita reflexión. Gracias
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