Que bonita promesa
la que Dios nos hace a los que estamos en Cristo Jesús, a los que no andamos
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Esa promesa es que no habrá
ninguna condenación para nosotros. Veamos:
1Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu 2Porque la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque lo que era imposible para la ley,
por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en
semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la
carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros,
que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5Porque
los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que
son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6Porque
el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7Por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven
según la carne no pueden agradar a Dios. - Romanos 8:1-8
Esto debe ser para
nosotros un motivo de mucha felicidad y también de mucha fidelidad a Dios,
abandonando por completo los pensamientos y actitudes carnales y dejándonos
guiar 100% por el Espíritu Santo que a cada momento anhela fervientemente
nuestra obediencia y sumisión.
Entendamos que Cristo
ha venido no solamente a salvarnos, sino también a librarnos de la ley del
pecado y de la muerte. La presencia de Cristo dentro de mí, me permite luchar y
vencer contra la carne, a fin de que ya no ande conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu.
Hoy, en Cristo, tenemos
todas las herramientas para vencer, y si no lo hacemos, es porque no ponemos de
nuestra parte, es porque no escuchamos la voz de Dios a través del Espíritu
Santo, es porque no permitimos la llenura del Espíritu Santo en nosotros.
Necesitamos hacernos el firme propósito de CAMBIAR, y con la ayuda de Dios, con
el ejemplo de Jesucristo y con la guía del Espíritu Santo, podremos VENCER.
Si somos del
Espíritu, no tenemos por qué pensar en las cosas de la carne. Debo ocuparme de
las cosas del Espíritu que es lo que realmente me da vida y me trae paz. Cualquier
cosa que haga en la carne, es algo que le desagrada a Dios y por tanto debe
avergonzarme.
Varias RECOMENDACIONES bien especiales para
recordar y VIVIR:
- Confiar plenamente en las promesas de Salvación que Dios nos hace
- Hacernos merecedores de esa promesa dejando de andar en la carne
- Andar siempre en el Espíritu Santo, obedeciendo siempre a sus sabios consejos
- Ser fieles a Dios viviendo una vida santa e irreprensible.
- Entender que hemos muerto al pecado y que ahora debemos VIVIR en el Espíritu.
- Pensar en las cosas del Espíritu y actuar de acuerdo a ellas y no de acuerdo a la carne.
- Tener claro que si quiero VIDA y PAZ, debo ocuparme de las cosas del Espíritu, obedeciendo a Dios en TODO
- Ser consciente de que cada vez que actúo en la carne estoy desagradando a Dios, estoy rompiendo mi comunión con ÉL.
- Cada cosa que yo haga en la carne, es pecado y Punto.
Resumámoslo en 4 Puntos:
1. Si estamos en Cristo, ya no andamos conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu (Vs 1-2)
2. Si
la justicia de la ley se ha cumplido en nosotros ya no andamos conforme
a la carne, sino conforme al Espíritu (Vs 3-4)
3. Si
pensamos en las cosas de la carne, andamos en la carne, si pensamos en
las cosas del Espíritu, somos del Espíritu (Vs 5)
4. Si nadamos en el Espíritu hay VIDA y PAZ
agradando a Dios, de otra manera solo muerte agradando al enemigo (6-8)
Dios vuelve a
recordarnos La SALVACIÓN eterna dada por Dios en el momento en que el Espíritu
Santo entró a morar en nuestras vidas. Que alegría saber que tenemos un Dios
perdonador que olvida por completo nuestra vida de pecado cuando hay
arrepentimiento y confesión.
Llama tremendamente la atención en recordar la forma tan clara como la
Biblia nos habla de la seguridad eterna (Ninguna condenación) y la GRAVEDAD de
andar en la carne y no en el Espíritu, es algo que desagrada a Dios y rompe
nuestra comunión con ÉL.
Jóvenes, vivamos este pasaje, disfrutando
plenamente de esa Salvación, entendiendo que es el mejor regalo que un ser
humano puede recibir, más valioso que todas las riquezas del mundo, y
pregonando el mensaje en nuestra Nínive, el lugar de bendición que Dios nos ha
regalado. Aborreciendo por completo las obras de la carne, siendo consciente a
cada minuto de si estoy obrando en la carne o en el Espíritu, luchando a brazo
partido por mi santificación, examinando cada uno de mis actos para tener la
plena certeza de que realmente en ellos estoy agradando a Dios.
Recordemos siempre que
debemos seguir las HUELLAS de nuestro amado Jesús plasmadas plenamente en la
primera Iglesia en Jerusalén.
Nos vemos
nuevamente el fin de semana, si Dios lo permite,
Fabio
No hay comentarios:
Publicar un comentario