En Nehemías 13:23-26 encontramos
lo siguiente: “Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; y la
mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar
judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. Y reñí con
ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y
les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis
de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas
naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto
por rey sobre todo Israel, aun a él le
hicieron pecar las mujeres extranjeras.”
Los hombres del pueblo judío
infringieron las leyes dictadas por Dios y fijaron sus ojos en mujeres de otras
naciones abominables ante sus santos ojos y el fruto de esas uniones eran vástagos
que desconocían la lengua de sus padres.
Ese mismo resultado puede
darse en nuestras vidas como cristianos en la actualidad, hombres y mujeres
conocedores de la verdad con nacionalidad celestial que por acuerdos y
relaciones indebidas, producen resultados adversos.
La lengua de Judá
La primera
referencia expresa la encontramos en II de Reyes 18:26-29: “Entonces
dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo
entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que
está sobre el muro. Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para
decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el
muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con
vosotros? Entonces el Rabsaces se puso
en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la
palabra del gran rey, el rey de Asiria. Así ha dicho el rey: No os engañe
Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano.” Lenguaje debía prevalecer pero
una lengua advenediza fue la que predominó.
Juan en su
evangelio nos muestra varios ejemplos del conocimiento que tenía de esta lengua
en medio de la dominación del Imperio Romano y nos mostró varias traducciones
así:
Juan
5:2
“Y hay en
Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.”
Juan
19:13
“Entonces
Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo
Gabata.”
Juan
19:17
“Y él, cargando
su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera,
y en hebreo, Gólgota;”
Juan
19:19-20
“Escribió
también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y
muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue
crucificado estaba cerca de la ciudad, y el
título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.”
De igual forma
Pablo describió con exactitud varias oportunidades donde utilizó este idioma
para dirigirse a su pueblo originario.
Hechos
21:40 - 22:1
“Y cuando él se
lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al
pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua
hebrea, diciendo: Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante
vosotros.”
Hechos
22:2-3
“Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron
más silencio. Y él les dijo: Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de
Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel,
estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo
sois todos vosotros.”
Finalmente
podemos corroborar que fue la lengua usada por Dios en la conversión de Pablo
descrita en Hechos 26:14: “Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua
hebrea: Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.”
Así las cosas
podemos ver que ninguna relación en el mundo nos puede llevar a dejar de
aplicar el lenguaje de la verdad, este debe estar por encima de cualquier cosa
y la voz de Dios contenida en su santa palabra escrita debe sobresalir.
Mujeres extrañas
Es triste ver
el caso descrito en el que muchos hombres despreciaron a sus posibles parejas procedentes
de sus tribus para ir en pos de mujeres ajenas.
Ese mismo error también puede
cometerse en nuestras vidas como cristianos hoy, donde hijos e hijas de Dios
busquen relaciones amorosas en el mundo y que aún como Salomón despreciemos sabiduría
contenida en las Escrituras para caer en el pecado.
Son muchos los
ejemplos de hombres de Dios que desviaron su camino con consecuencias nefastas
por permitir que una mujer les indujera al pecar o caer en desgracia, miremos
algunos ejemplos:
El caso de Eva
descrito en Génesis 3:6: “Y vio la
mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así
como ella.”
El caso de Dalila
descrito en Jueces 16:6/10/13/15-17 “Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu
gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado.” / “Entonces Dalila
dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo
podrás ser atado.” / “Y Dalila dijo
a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser
atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la
tela y las asegurares con la estaca.” / “Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te
amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me
has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus
palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le
descubrió, pues, todo su corazón, y le djio: Nunca a mi cabeza llegó navaja;
porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi
fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres.”
El caso de Jezabel
descrito en I de Reyes 21:4-7/25: “Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de
Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres.
Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió. Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu
espíritu, y no comes? El respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le
dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña
por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña. Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate,
y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.” / “(A la verdad
ninguno fue como Acab, que se vendió
para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba.”
El caso de Zeres
descrito en Ester 5:12-14: “Y
añadió Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al
banquete que ella dispuso, sino a mí; y también para mañana estoy convidado por
ella con el rey. Pero todo esto de nada
me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. Y le
dijo Zeres su mujer y todos sus amigos: Hagan una horca de cincuenta codos de
altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con
el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos de Amán, e hizo preparar la horca.”
El caso de la
esposa de Job descrito en Job 2:9-10: “Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios,
y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres
fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo
recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.”
Jóvenes, somos el cuerpo
de Cristo; y la verdad sea cual sea nuestra relación con el mundo debe
prevalecer, nuestro idioma debe permanecer incólume sean cuales sean las
circunstancias, que ninguna relación tenga el poder de separarnos de nuestro
Señor.
Finalicemos esta entrada
con las palabras de Dios contenidas en Proverbios 5: 3-8:
“Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,
Y su paladar es más blando que el aceite;
Mas su fin es amargo como el ajenjo,
Agudo como espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte;
Sus pasos conducen al Seol.
Sus caminos son inestables; no los conocerás,
Si no considerares el camino de vida.
Ahora pues, hijos,
oídme,
Y no os
apartéis de las razones de mi boca.
Aleja
de ella tu camino,
Y no te
acerques a la puerta de su casa;”
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