La labor de
predicar el Evangelio no es tarea fácil, siempre habrá oposición, lo vemos en
la misma vida de Pablo de todos los
predicadores a través de la historia.
10Inmediatamente, los
hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo
llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 11Y éstos eran más
nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda
solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran
así. 12Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de
distinción, y no pocos hombres. 13Cuando los judíos de Tesalónica
supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo,
fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 14Pero
inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y
Timoteo se quedaron allí. 15Y los que se habían encargado de
conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y
Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.- Hechos 17:10-15
Hay mucho que
aprender en este pasaje. Antes que nada, después de haber orado fervientemente
por nuestros amigos y parientes, hay que despertar el interés para que oigan el
Evangelio, se necesita que la gente noblemente reciba la Palabra y la
escudriñe, para que se den cuenta que es la Palabra de Dios y de esta manera
Dios los convenza de su pecado, se arrepientan y sean salvos, recibiendo a Cristo
en sus corazones.
Estoy convencido de
que debemos seguir las guías que Dios ha puesto en el corazón de Pablo en
cuanto a la forma de llegar a la gente, despertando primeramente el interés por
la Biblia, mostrándoles con claridad cuál es su origen, aclarándoles muy bien
que viene de Dios, si esto se da, ya podemos hablarles de su tema y de su
personaje, hasta llevarlos a aceptar al Señor Jesucristo como su SALVADOR.
Debemos estar
conscientes de que siempre habrá oposición y querrán perseguirnos y acabarnos,
pero estamos seguros de que vamos de la mano de Dios y que ÉL no nos va a
desamparar y nos dará la victoria con aquellos a quienes Él haya escogido.
Nuestro deber es IR a predicar el Evangelio a toda criatura, el resto está en
manos de Dios, Él será el que permitirá que la buena siembra dé la cosecha que esperamos.
Que hoy nos quede
muy claro que la gente debe OÍR, pero es una tarea llena de tropiezos. La
primera tarea del evangelista es despertar el interés por las Escrituras,
luego, es el Espíritu Santo el que guía
a cada persona a la Salvación, nuestra tarea es predicarles, pero, lamentablemente
a los arboles buenos nos tiran piedras, pero debemos salir con la frente en
alto pase lo que pase.
Me impacta ver que
Dios nos muestra que no debemos
hacer acepción de personas en cuanto a la predicación. Cristo murió por todos y
es Dios quien define a quienes salva y con quienes quiere trabajar.
Nuestra tarea es
seguir predicando el Evangelio a quienes Dios ponga en nuestro camino,
esperando que Dios los lleve a la salvación. No forzando la Obra sino
haciéndola de una manera natural, esperando que sea Dios quien escoja a esos
siervos fieles. De las carreras no queda sino el cansancio.
Dios quiera que nos retumben las palabras del apóstol Pablo y que seamos obedientes a ellas:
2 Timoteo_4:5 - Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones,
haz obra de evangelista,
cumple tu ministerio.
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