El pasado viernes 15 de
mayo aprendíamos que Dios siempre está dispuesto a restaurarnos, relacionada
con ese tema es la entrada del día de hoy y se refiere a la restauración del
altar y el culto, la primera etapa en la reedificación del templo de Dios en Jerusalén luego de la ejecución del
decreto de Ciro el emperador de Persia como se encuentra descrito en Esdras 3:1-7:
“Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en
las ciudades, se juntó el pueblo como un
solo hombre en Jerusalén. Entonces se
levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel
hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel,
para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón
de Dios. Y colocaron el altar sobre su
base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre
él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde. Celebraron asimismo la fiesta solemne de
los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por orden conforme
al rito, cada cosa en su día; además de esto, el holocausto continuo, las
nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio
espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová. Desde el primer día del mes
séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová; pero los cimientos del
templo de Jehová no se habían echado todavía. Y dieron dinero a los albañiles y
carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para que
trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad
de Ciro rey de Persia acerca de esto.”
La restauración
es la acción de volver una cosa o persona a su antigua condición, como en el
caso de Israel podemos ver la gloria de Dios y sin embargo caer en alguna forma
de cautividad o sometimiento a alguna circunstancia del mundo, para luego salir
de ella con el poder del Señor.
El afán de
restauración es una cuestión legitima del pueblo judío y fue la última pregunta
que le hicieron a Jesús antes de que se elevase al cielo y quedó consignado en Hechos
1:6-9: “Entonces los que se habían
reunido le preguntaron, diciendo:
Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os
toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad; pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y
habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube
que le ocultó de sus ojos.”
Cuando estábamos
en pecado antes de conocer de Cristo y aun conociéndole al recaer en las
conductas que le desagradan debemos tener claro que siempre tendremos la
oportunidad de ser restaurados por Dios y comenzar a reedificar lo que haya
sido destruido como ocurrió con el pueblo de Israel que tuvo la oportunidad de
volver a su tierra a reconstruir el templo de Dios.
Jóvenes, tengamos siempre
presente I de Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”, confiando
plenamente en su promesa para reparar nuestras vidas y aceptar su limpieza con
pleno convencimiento y fe.
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