“Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le
dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea,
tocante a mí y a ti. Yo era de edad de
cuarenta años cuando Moisés siervo
de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje
noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían
subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios.
Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente
la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua,
por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo,
estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas
palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía
estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces,
tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar.
Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste
en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y
fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho.
Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad.” – Josué 14:6-13.
Vemos en escena a Caleb hijo de Jefoné,
reclamando lo que por “derecho” le pertenecía. Dios lo había prometido y Caleb
cumplió siguiendo a Jehová su Dios; es por eso que en este momento y cuarenta y
cinco años después él llega delante de Josúe a reclamar la tierra que
finalmente heredaría.
Dos cosas que Dios
me recordaba en esta porción:
Primera: Dios cumple lo que el mismo ha prometido. Él es veraz y no hay engaño en él. Algo que no podemos echar de menos es la actitud de Caleb. El cumplió siguiendo fielmente a Jehová su Dios. Como consecuencia de esto vino el cumplimiento de lo prometido.
Meditemos en esto. ¿Podemos esperar el cumplimiento de las promesas de Dios a nosotros como sus hijos? Caleb lo podía hacer y de hecho así lo hizo recibiendo lo esperado. En ocasiones no vemos el cumplimiento de Sus promesas en nuestra vida, porque no hemos hecho nuestra parte. Viene a mi mente Romanos 8:28. Pablo es categórico al afirmar que a los que aman a Dios (aquellos que guardan sus mandamientos), TODAS las cosas les ayudan a bien. ¿Seguimos fielmente al Señor? ¿Somos obedientes? ¿Marchamos a su Voz como lo hizo Caleb?
Segunda: Lo importante que es tener una buena vejez y esto por la gracia de Dios. Podemos pensar que estamos jóvenes y que no es hora de pensar en lo que vienen en los años futuros. Pero siendo prudentes vale la pena reflexionar en esto. Josue, con 85 años dice:
Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar.
¡85 años! Y la fuerza de Caleb era como la que tenía cuando estaba en los 45. A esta edad avanzada tenía fuerzas para la guerra. Para salir y para entrar. Que como jóvenes seamos desafiados a seguir cumplidamente a Jehová nuestro Dios y porque no, si Él lo permite llegar a esas edad “avanzada” con todo el vigor y las fuerzas para librar la batalla espiritual que tenemos por delante.
Un abrazo y nos leemos mañana,
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