“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que
juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que
prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,
reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo
cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se
amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la
verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo,
soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.”
2 Timoteo 4.1-4
Es verdad que toda la Escritura es útil y en éste pasaje me resulta que cada
palabra resalta con fuerza Su eficacia y poder para comprender mucho más la
realidad de lo que debemos vivir como creyentes de los últimos tiempos.
Vivimos en tiempos tan peligrosos y a la
orden del día están las presiones del mundo, la carnalidad y el engaño de
aparentes líderes espirituales que apartándose de La Palabra de Dios congregan
a multitudes tras sus propios egos y aprovechándose de esa comezón de oir de
las personas les enseñan solo lo que quieren escuchar y no la claridad de la
sana doctrina que nos dejó nuestro Señor Jesucristo.
Para quienes amamos la Palabra de Dios y
la sana doctrina esto causa en ocasiones impotencia al ver que familiares,
amigos y conocidos se dejan seducir con facilidad por esas doctrinas engañosas
y siguen viviendo sus vidas con una aparente espiritualidad y bondad pero sin
apartarse del pecado, sin compromiso auténtico, y lo que es más grave en la mayoría
de los casos: Sin Cristo en sus
corazones.
La apostasía se hace cada vez mayor y la
gran pregunta es que estamos haciendo para evitar contagiarnos como iglesia de
tan terrible flagelo?
Este versículo nos lo enseña con total claridad y para hacerlo al
pie de la letra:
Debemos
predicar La Palabra, no lo que la gente
quiere escuchar sino lo que Dios nos habla a través de ella gústele a quien le
guste, Dios es quien toca los corazones.
Insistir en su
enseñanza a tiempo y fuera de tiempo: Con
valentía!! la Palabra de Dios siempre
será oportuna solo pidámosle a Dios la sabiduría para hacerlo.
Debemos redarguir,
reprender, exhortar con paciencia y doctrina: Nunca dice la Biblia que la Obra
del Señor se hace a través de shows o programas llamativos, ni aún con muchas
actividades que distraigan nuestro enfoque de ser siervos de Cristo y no
esclavos del mundo, sino mediante la exhortación y reprensión de las vidas de
los creyentes a través del discipulado y de los no creyentes a través de la sana
y natural exposición de La Palabra del Señor poderosa para alumbrar corazones
necesitados de luz y claridad. Eso requiere
muuuuucha paciencia y doctrina, no se hace con un clic.
Siendo sobrios: No somos títeres de un sistema religioso, ni payasos
buscando entretener para conseguir adeptos, seamos sobrios, mostremos la gracia
de Dios, no nos embriaguemos buscando conformarnos a los deseos de éste mundo,
sino andemos conforme al equilibrio que viene de vivir en el Espíritu Santo.
Soportando las
aflicciones: Somos hijos de Dios y por
ello pasaremos pruebas y dificultades que
nos harán mejores para El Señor, así que no busquemos atajos que nos
impidan conformarnos a la imagen de nuestro Señor ni busquemos mensajes y
predicaciones que nos “aseguren” éxito y prosperidad.
Haciendo obra de
evangelista: Compartamos el Evangelio!! “Es
poder de Dios para salvación a todo aquel que en el cree”. No importa si
escuchan o no, Dios se encarga, si otros
lo hacen mejor que yo, si… si… si.. Sin excusas y con urgencia en estos últimos
tiempos estamos llamados a hablar de Cristo.
Cumpliendo el
ministerio que nos ha sido encomendado:
Cada uno haciendo su parte!! obedeciendo, estando en Su Palabra y sirviéndole
al Señor atacaremos sin dudar las dificultades de éstos tiempos postreros y
venceremos con El Señor.
1 comentario:
Que bueno que entendiáramos y VIVIERAMOS esta linda enseñanza, gracias
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