Esta tarde tres pasajes que me tocaban esta
mañana, llevándome a meditar en algunas áreas de mi vida en particular.
“Bienaventurado
el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba,
recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”
– Santiago 1:12.
Dios ha prometido la corona de vida a aquellos
que le aman. Te preguntarás ¿Qué es amar a Dios? El Señor nos da la respuesta en
Juan 14:15.
Amar a Dios es guardar sus mandamientos,
entendiendo que los mismos no son gravosos y traen bendición a nuestra vida.
Somos bienaventurados (nos irá bien) cuando oímos y hacemos lo que La Palabra
de Dios nos ordena.
“Pero
sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos” – Santiago 1:22.
Cuando oímos la voz de Dios, por más linda y
tierna que nos parezca (lo escribo así porque en ocasiones salimos de alguna
enseñanza o predicación de la Biblia donde decimos: ¡Que Enseñanza!); pero no
la hacemos, nos engañamos a nosotros mismos. Punto. Dios demanda obediencia de nosotros
sus hijos, y volviendo al primer pasaje de esta tarde, El mismo espera que
seamos fieles soportando la tentación, haciéndonos “merecedores” de la corona
de vida que él ha prometido a quienes le aman.
Para terminar el último pasaje en el mismo
capítulo 1 de Santiago, y a manera de conclusión:
“y guardarse sin mancha del mundo”. – Santiago 1:27c.
1 comentario:
Gracias
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