En I de Crónicas 21:1-4 Dios nos muestra lo
siguiente: “Pero Satanás se levantó
contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel. Y dijo David a Joab y a los príncipes del
pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme
sobre el número de ellos para que yo lo sepa. Y dijo Joab: Añada Jehová a su
pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor?
¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel? Mas la orden
del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y
volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David.”
Este registro minucioso de los habitantes de Israel fue
motivado por el mismo Satanás, tuvo connotaciones malignas y no agradó a
nuestro Señor.
En el recorrido que acabé de comenzar en el libro de
Números exactamente en los versículos 1 y 2 del capítulo primero la situación
es completamente diferente, veamos lo que la Biblia nos muestra: “1:1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de
Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en
el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel
por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres,
todos los varones por sus cabezas.”
Esta vez es Dios mismo quien instruye y ordena a Moisés
que realice el empadronamiento de su pueblo.
La motivación correcta
Cumplir la voluntad de nuestro Padre Celestial y jamás la
del rey temporal de este mundo.
Su negación es un ejemplo claro de la estupidez humana y
mundanal.
Hacer la voluntad de Dios
Moisés cumplió la voluntad de Dios sin que mediara el
orgullo o la vanidad y ejecutó el mandamiento como nos muestra Números 1:19:
“Como Jehová lo había mandado a
Moisés, los contó en el desierto de
Sinaí.”
Las estadísticas para la
gloria del Señor
Los resultados como los descritos en Números 1:45-46:
“Y todos los contados de los hijos
de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que
podían salir a la guerra en Israel, fueron
todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta.” Son
resultados para la gloria del Señor.
Jóvenes, es un mandato divino que nuestra iglesia crezca
y que cada vez se sumen más y más hombres y mujeres que conozcan del evangelio
de la salvación, pero las almas no son un juego de números ni una estadística
más, jamás debe mediar la vanagloria, toda la gloria debe ir dirigida al Dios
todo poderoso y en sus manos está la vida y la muerte y nosotros somos sus
siervos y es nuestro deber cumplir sus mandatos.
3 comentarios:
Gracias =)
☺☺☺
Muy interesante... Gracias
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