“Pero
si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto
modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión
hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y
consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os
ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este fin os
escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que
vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo
he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás
no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.”
– 2 Corintios 2:5-11.
En este pasaje
Pablo habla de esa tristeza (dolor) que le han causado a él y de cómo la misma
se ha extendido a todos sus hermanos. Sin embargo nos enseña cual es la actitud
que debemos tener frente a aquel que de alguna manera nos ha herido. Nos dice
que en vez de juzgarlo y darle duro, debemos perdonarle y más aún consolarle
con el propósito de que no sea consumido de demasiada tristeza.
Esto honestamente
suena contrario a lo que la mayoría quisiéramos hacer en contra de aquel que
nos ha hecho daño; pero así es El Señor. Él nos pide que renunciemos a nuestros
supuestos derechos buscando siempre la restauración de aquel que ha caído o
cometido una falta. Pablo nos dice que en medio de esas situaciones debemos
confirmar nuestro amor para con aquel que nos ha causado tristeza.
Te preguntarás… ¿Y porque si es que efectivamente me hizo daño? Bueno una de varias razones la encontramos en la parte final del pasaje:
para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no
ignoramos sus maquinaciones.
No permitamos que
Satanás gane ventaja. Que entre en nuestras relaciones y las divida. Que frene
la obra de Dios en nosotros y cause daños mayores a la obra. Que nuestro
orgullo y prepotencia los entreguemos al Señor quien es el Gran Curador de
nuestras almas. Recuerda las palabras de Jesús momentos antes de morir:
“Y Jesús decía:
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron
entre sí sus vestidos, echando suertes”. - Lucas
23:34.
Un
abrazo y nos vemos mañana,
1 comentario:
Gracias, muy lindo
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