sábado, 27 de septiembre de 2014

AMARGURA ENDULZADA POR DIOS



La primera acepción del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define lo amargo así: “Que tiene el sabor característico de la hiel, de la quinina y otros alcaloides; cuando es especialmente intenso produce una sensación desagradable y duradera.”, de igual forma la segunda acepción muestra lo siguiente: “Que causa aflicción o disgusto.”

En Éxodo 15:25 encontramos la bella historia del agua amarga de Mara perfectamente resumida de la siguiente manera: “Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;”

Moisés partió el Mar Rojo y el pueblo de Israel llegó al desierto de Shur donde pasaron condiciones adversas como nos muestra Éxodo 15:22: “E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.

En condiciones normales un ser humano puede permanecer una semana sin beber agua pero sometido a la inclemencia del desierto ese lapso de tiempo se reduce drásticamente a la mitad especialmente en los niños y ancianos, el pueblo de Israel  está al limite de la deshidratación y la supervivencia.

Cuando por fin lograron encontrar el precioso liquido las circunstancias empeoraron como nos narra Dios en Éxodo 15:23: “Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.”

La respuesta del pueblo fue la de manifestar sus quejas y disgustos censurando las acciones divinas como se establece en Éxodo 15:24: expresando su necesidad: “Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?

La actitud  de Moisés fue poner la necesidad de Israel manos de Dios como lo mostramos al comienzo de esta entrada.

Dios respondió al pueblo sediento endulzando el agua amarga y los llevó a una tierra donde el agua era dulce y determinó lo siguiente como se muestra en Éxodo 15:26-27: “y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.

Jóvenes, Dios nos sacó del mundo y ha obrado milagrosamente en nuestra vida, sin embargo la amargura puede llegar y con ella la oportunidad de poner la necesidad en manos del señor para que endulce esa amargura y nos traslade de Mara a Elim.

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