Esta noche de
corazón quiero ofrecer disculpas por estas casi 4 semanas de ausencia en el
blog. 3 jueves sin escribir y cada que pasaba uno de ellos de corazón me
lamentaba. Responsabilidades ministeriales, familiares y una que otra
laborales; fueron las “causantes” de estas semanas de silencio; pero finalmente
acá estamos de nuevo.
Queremos agradecerles
desde lo más profundo de nuestro corazón por acompañarnos el sábado y el domingo
en lo que vivimos como iglesia. Para Sergio & Tila, Favito & Sofi,
Laura y para mí; fue un día precioso que jamás olvidaremos. Palpar el amor de
la iglesia y ver la mano de Dios sobre todo lo que sucedió; nos humilla y a la
vez nos desafía a cumplir fielmente con el ministerio que El Señor Mismo nos ha
encomendado. Gracias por sus oraciones y fidelidad en estos años en los que
juntos hemos podido encontrar y disfrutar de la voluntad de Dios
desarrollándose en nuestras vidas.
Esta noche un
pensamiento precisamente meditando en todo lo que como iglesia vivimos. En
Malaquías 3 vemos algunos principios que debían regir a los sacerdotes de
Israel a quienes es este mandamiento:
“Ahora, pues, oh sacerdotes, para
vosotros es este mandamiento. Si no oyereis, y si no decidís de corazón
dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré
maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he
maldecido, porque no os habéis decidido de corazón. He aquí, yo os dañaré
la sementera, y os echaré al rostro el estiércol, el estiércol de vuestros
animales sacrificados, y seréis arrojados juntamente con él. Y sabréis que yo
os envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho Jehová de
los ejércitos. Mi pacto con él fue de vida y de paz, las cuales cosas yo le di para
que me temiera; y tuvo temor de mí, y delante de mi nombre estuvo humillado. La ley de verdad estuvo en su boca,
e
iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo,
y a muchos hizo apartar de la iniquidad. Porque los labios del
sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley;
porque mensajero es de Jehová de los ejércitos.” – Malaquías 3:1-7.
Tan solo leer el texto estremece mi
corazón. Que responsabilidad tan grande tenemos como sacerdotes del Dios
altísimo.
“Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación SANTA, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable” - 1 Pedro 2:9:
Pienso en pastores
y líderes, pero a la vez aplico esto de manera devocional a cada creyente.
Tenemos la responsabilidad y la comisión de cumplir de corazón con cada uno de
estos mandamientos.
Oir
la voz de Dios y decidir de corazón dar gloria a Su Nombre.
Temer
a Dios, humillarnos delante de El, y estar llenos de su Espíritu Santo
disfrutando de esa vida abundante y de Su Paz que sobrepasa todo entendimiento.
Guardar
nuestro corazón, permitiendo que Su Palabra abunde en nosotros; y de esa manera
lo que salga por nuestros labios nada tenga que ver con la iniquidad.
Pensando
en el punto anterior, entender que nuestros labios están para guardar la
sabiduría de Dios, ya que de los mismos las gentes van a buscar La Palabra
Literal De Dios.
Qué
responsabilidad tan grande. Honestamente me abruma pero a la vez me enfoca y
desafía. Como hijos de Dios tenemos el llamamiento más importante que podamos
recibir en esta vida. Un llamamiento que sin lugar a duda impacta en la
eternidad.
Un abrazo y nos
vemos mañana,
3 comentarios:
Que fin de semana tan lindo. Nos gozamos con nusetros nuevos pastores. Dios los ha puesto.
Gracias por su entrega y dedicación. Ustedes son un ejemplo para los jóvenes que los seguimos.
Gracias a nuestra amada Iglesia por su constante preocupación por nuestro crecimiento. Los amo
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