El pasaje que guía esta
entrada del Blog es Génesis 2:16-17: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto
podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque
el día que de él comieres, ciertamente
morirás.”
El mandamiento del Señor
era claro, involucraba un aspecto positivo de permitir comer de todo árbol del
huerto de Edén y uno negativo de prohibir comer del árbol de la ciencia del
bien y del mal y estableció claramente la sanción correspondiente ante una
eventual violación de dicho mandato.
La muerte sería entonces
la consecuencia directa de la desobediencia del hombre. Eva aparentemente
comprendía la prohibición y el resultado del incumplimiento de lo ordenado por
Dios. Veamos su respuesta a Satanás consignada en Génesis 3:2-3: “Y la mujer respondió a la serpiente: Del
fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis
de él, ni le tocaréis, para que no muráis.”
Generalmente nos
centramos en el acto final de la desobediencia descrito en Génesis 3:6:
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual
comió así como ella.”; pasando por alto lo referente a la incredulidad de
Adán y Eva respecto de la palabra de Dios, antes del acto mismo de comer del
fruto prohibido. Dios dijo en el pasaje central de esta entrada: “ciertamente morirás” y Satanás por su
parte lo que está descrito en Génesis 3:4: “Entonces la serpiente dijo a
la mujer: No moriréis;”
Después de miles de años
esta situación se presenta idéntica, tenemos la palabra verdadera de Dios que
se constituye en nuestro manual de vida y Satanás a través de la mentira afirma
que lo consignado por Dios en la Biblia es mentira y abiertamente nos desafía a
no oír su voz y desobedecerla.
Jóvenes, conocemos el
desenlace fatal del accionar de Adán y Eva generado por la duda y desconfianza
en Dios, la única voz que debemos oír y obedecer es la del Señor. Juan 8:44,
nos da una descripción del accionar de Satanás, así: “Vosotros sois de vuestro padre
el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla
mentira, de suyo habla; porque es
mentiroso, y padre de mentira.”
Quiero concluir esta
entrada con dos pasajes que confirman la certeza de la palabra de Dios.
Salmo 119:160: “La suma de tu
palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu justicia.”
Juan 17:17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”
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