- Hablar la verdad a los hombres (vs 16 a).
- Juzgar según la verdad (16 b).
- Conducirnos a la paz (16 c).
- Abstenernos de pensar mal en nuestro corazón (vs
17 a).
- Aborrecer la mentira (vs 17 b).
El mundo perdido no conoce de la maravillosa obra
de Jesucristo en la cruz y es nuestro deber sacarles de la ignorancia y mostrar
a cada hombre y mujer que podamos el evangelio de salvación.
A si mismo nuestros juicios deben ser acordes a lo
descrito en la biblia y todo concejo y recomendación será sustentada siempre en
la palabra de Dios y jamás en nuestra propia opinión o raciocinio.
Como hombres y mujeres de Dios la paz debe ser un
objetivo fundamental en nuestro actuar y
las rencillas y roces formar parte del pasado pensando siempre en la
reconciliación del inconverso con el Creador.
De igual forma nuestros corazones en perfecta
alineación con el Señor no deben pensar en ninguna forma de mal o de pecado y
ser útiles para la obra evangelística.
Finalmente debemos erradicar la mentira y todo lo
que se relacione con ella para ser un perfecto testimonio de nuestras vidas y
reflejar la luz de Cristo a lo que no conocen de él.
Jóvenes, en el marco de nuestra conferencia
misionera retumba en mi cabeza lo referente a ser usados, encomendados para ir al campo a trabajar y aplicar todo lo
aprehendido en nuestro proceso de formación así como alejarnos de nuestra comodidad
y que Dios permita que le agrademos de verdad y ser enviados a cumplir su
voluntad.
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