Hebreos 4:14-16 - “14Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
La invitación que quiero hacerte hoy es que llegues a la presencia de Dios confiadamente. La gracia de Dios en nuestra vida es inexplicable, su perdón y restauración solo pueden venir de un Dios lleno de amor por nosotros.
Acercarte confiadamente implica que lo hagas con la cara en alto ya sea porque tu vida agrada a Dios o porque hay un sincero arrepentimiento por haberle fallado y confiar en su perdón.
Qué bueno saber que esto nos va a permitir contar con el respaldo y socorro oportuno de Dios. Vivir confiados, descansar en sus brazos y permitir que su voluntad se de en cada uno de nosotros.
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