“Cuando el cananeo, el rey de Arad, que
habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó
contra Israel, y tomó de él prisioneros. Entonces Israel hizo voto a Jehová, y
dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus
ciudades. Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los
destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.”
Números 21:1-3
Muy buenas noches, esta semana el Señor me
permitió leer esta porción en la que el pueblo de Israel está avanzando en la
conquista de la tierra que Dios les prometió, pero en este camino el pueblo ha sufrido
muchas bajas debido a la murmuración (quejas, desagradecimiento) que han tenido
con Dios y con los líderes que él puso para guiar al pueblo hacia esa
conquista.
Ahora el pueblo de Israel es atacado y
parece que la desobediencia anterior trae como consecuencia la falta de
respaldo de parte de Dios y ahora hay prisioneros. El pueblo ha sufrido bajas.
Esta semana pensaba en esos hermanos o
hermanas que se han enfriado y que el mundo ahora tiene prisioneros, al igual
que miraba mi vida y le pedía a Dios que me cuidara de esos pecados que pueden
hacer que me vuelva prisionero de los mismos, esto me recuerda uno de los
primeros versículos que el Señor me mostró en su palabra cuando lo recibí como
mi Señor “Jesús les respondió: De
cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado” Juan 8:34
Hoy como congregación recibimos un reto
enorme de parte de Dios, el restaurar nuestras vidas y la de nuestros hermanos a
la luz de la palabra y siguiendo el ejemplo vivo de Jesucristo. El pueblo de
Israel hizo voto a Dios y dependió absolutamente de él para emprender esa
batalla por vencer y por rescatar a los prisioneros, el Señor los escuchó y les
dio la victoria. Impresionante la misericordia de Dios y la manera en que le
entregó a este pueblo que antes los había vencido, mostrando su poder
nuevamente.
Llamemos a nuestros hermanos, busquémoslos,
escribámosles, ayudémonos en esa lucha que todos tenemos contra el pecado, la
carne y el mundo, cuidándonos y siempre queriendo agradar a nuestro Dios de
victoria.
La foto de arriba muestra un grupo de rescatistas trabajando juntos en medio de un ambiente adverso. Un poco de nuestra realidad.
Un abrazo en Cristo.
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