NUESTRA FE AYUDA A OTROS

“Entonces,  entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. Y Sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”. Mateo 9:1-2

Jesús viene de sanar a dos endemoniados y el pueblo que presenció esto le rogó que se fuera. Muchas personas poniendo sus ojos en lo que perdieron (cerdos) y no en el cambio que tuvieron ese par de hombres que fueron sanados por Jesucristo; algo que pienso nos pasa a menudo, nos resistimos a ver el cambio que Dios esta haciendo en las personas. Buscamos solo el lado negativo y olvidamos el positivo.

Ahora un grupo de personas llega con un hombre que no puede movilizarse por sí mismo, con la plena certeza de que Jesús lo puede sanar, de que él puede hacer el milagro y sin importar lo pesado de la cama, lo difícil del terreno, su fe es mayor y lo desplazan ante él pensando en que este hombre va a ser sanado. Dios me animaba a llevar a las personas que no conocen de Jesús ante él, no esperar que lleguen solos y si es necesario incomodarme y buscarlos en ese lugar donde les queda difícil movilizarse.

También es impresionante la fe de estos hombres, el amor que tienen hacia esta persona, lo preocupadas que están por él, por sus necesidades, ellos desean verlo caminar. También me reta a cada día amar al hermano como a mí mismo, ponerme en la situación de él: “Que tal si yo fuera el hombre de la cama ¿Qué me gustaría que hicieran mis amigos por mí? ¿Qué haría Jesús?”.

Dios primero le dice a este hombre que cobre ánimo, emocionalmente lo levanta y luego lo perdona, es impresionante ver cómo Dios sabe en qué específicamente necesitamos ser animados, más a delante le dice que se levante que tome su cama y vaya a su casa. Me recuerda la necesidad que tenemos todas las personas de estar reconciliados con él por medio de Jesús y después de ser salvos pedirle con mucha fe que ese milagro se haga conforme a su voluntad.

Abrazos.