“1Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová. 2Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz, 3para que le dijesen: Así ha dicho Ezequías: Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. 4Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su señor ha enviado para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda. 5Vinieron, pues, los siervos del rey Ezequías a Isaías. 6E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. 7He aquí pondré yo en él un espíritu, y oirá rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra caiga a espada.” – 2 Reyes 19:1-7.
Ezequías estaba temeroso por las noticias que había recibido por parte de sus mensajeros. El rey de Asiria estaba preparando una arremetida frontal contra los de su pueblo (el de Ezequías), y esto de manera natural causó un temor no pequeño en el corazón de este hombre.
Algo que llamó toda mi atención en este pasaje, fue ver la forma como Dios inclinó el espíritu del rey de Asiria para que desistiera de sus planes, llevándolo a su propia tierra donde caería muerto a espada.
En esta porción de la Biblia, el Señor me recordaba y a la vez me hacía meditar en su soberanía absoluta sobre todas las cosas creadas. Dios es soberano sobre el universo entero. El manda y el mundo (Hombres, animales, naturaleza; etc) obedece.
El cambia el espíritu del hombre hacia lo que EL en su infinita sabiduría quiere.
Ante las situaciones más adversas debemos confiar en el poder absoluto de Dios para cambiar las situaciones. El está por encima de todas las cosas y gobierna todas y cada una de ellas. Eso si, asegúrate de estar haciendo las cosas honradamente delante del Señor y de los hombres.
Nos vemos mañana,
Ezequías estaba temeroso por las noticias que había recibido por parte de sus mensajeros. El rey de Asiria estaba preparando una arremetida frontal contra los de su pueblo (el de Ezequías), y esto de manera natural causó un temor no pequeño en el corazón de este hombre.
Algo que llamó toda mi atención en este pasaje, fue ver la forma como Dios inclinó el espíritu del rey de Asiria para que desistiera de sus planes, llevándolo a su propia tierra donde caería muerto a espada.
En esta porción de la Biblia, el Señor me recordaba y a la vez me hacía meditar en su soberanía absoluta sobre todas las cosas creadas. Dios es soberano sobre el universo entero. El manda y el mundo (Hombres, animales, naturaleza; etc) obedece.
El cambia el espíritu del hombre hacia lo que EL en su infinita sabiduría quiere.
Ante las situaciones más adversas debemos confiar en el poder absoluto de Dios para cambiar las situaciones. El está por encima de todas las cosas y gobierna todas y cada una de ellas. Eso si, asegúrate de estar haciendo las cosas honradamente delante del Señor y de los hombres.
Nos vemos mañana,
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