miércoles, 24 de noviembre de 2010

NOS TIENE QUE DOLER


15Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. 16Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. 17Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan. 18Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? 19Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 20Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió. 21Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan. 22Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? 23Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí. – 2 Samuel 12.

Seguramente conoces muy bien la historia de lo sucedido en el capítulo 11 de 2 Samuel. David ha contemplado a la mujer ajena, la ha tomado (léase se ha acostado con ella), la ha dejado embarazada, ha enviado a matar al esposo de esta mujer, y ha esperado que esta cadena de pecados quede sin castigo alguno.

Obviamente todo esta serie de acontecimientos no pasaría desapercibido delante de Dios quien es misericordioso pero a la vez Justo. Dios le informa a David la consecuencia de esta serie de pecados cometidos. El hijo que nacería ciertamente moriría.

¿A dónde te queremos llevar el día de hoy? Si lees detenidamente el pasaje relacionado en la parte superior, notarás que David una vez escuchó las consecuencias de su pecado, se dedicó a orar y a ayunar solemnemente con el ánimo de cambiar la voluntad de Dios en cuanto a este asunto. El tenía la esperanza de que Dios echara para atrás su decisión en cuanto a la vida de su hijo. El anhelaba y aún confiaba en que Dios lo oiría y su hijo por nacer no moriría.

Sin embargo Dios ejecutó la disciplina en la vida de David por las malas decisiones tomadas en meses pasados.

Este pasaje me llevaba a pensar en lo necesaria y contundente que es la disciplina de Dios en nuestra vida. Si el hijo de David no hubiese muerto quizá David no hubiese aprendido la lección como finalmente la aprendió. En algunos momentos de nuestra vida (espero no sean muchos), Dios tendrá que disciplinarnos duramente para que entendamos que el hacer a un lado su palabra no es un juego. Momentos dolorosos pero necesarios para que nos quede claro que con El Señor no podemos jugar a pecar y esperar que nada pase.

Recuerda siempre que nuestro Dios es misericordioso, pero no olvides nunca que nuestro Dios es Dios Justo.

Su disciplina nos hace bien.

Nos vemos mañana,

1 comentario:

Selah dijo...

Pues interesante post, todo tubo que ver con la conciencia. he publicado en mi blog sobre este tema. David talves lo quieran leer. A pesar de que David sabia las leyes mosaicas, se olvido por completo de los manadatos de Jehova, y a causa de su olvido cometio un gran error.