Salmos 42:11 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Cuantas veces nos abatimos y nos ponemos mal por las diversas situaciones en nuestra vida diaria. Nuestra alma se afecta y esto afecta todo nuestro ser.
¿Por qué? Podemos enumerar las miles de tribulaciones por las que atravesamos como cristianos, los problemas en los que nos hemos metido, los errores cometidos etc.
Ahora el salmista no da una respuesta a ese porque, no dice que somos humanos, no explica lo débiles que somos ni lo vulnerable del alma, lo que hace el salmista es animarnos a ver a Dios y esperar en EL, además nos da tres razones para hacerlos, tres razones que atacan y dejan sin fundamento esos sentimientos del alma.
1. Puedes alabarle, no nos enfrasquemos en nuestros problemas sino pensemos en cómo podemos alabar a Dios, aun en medio de la situación, piensa que sigues vivo y todavía puedes alabarle con tu canto y con tu vida.
2. Recuerda que Dios te ha salvado, te ha librado de lo peor que es la condenación, estas leves tribulaciones son momentáneas son menos que una milésima de segundo comparados con la gloria eterna celestial.
3. Acuerdate quien es tu Dios y hazlo tuyo, el todopoderoso es tu Padre quien promete acompañarte siempre, quien puede ayudarte, quien sabe lo que necesito y hasta donde puedo ser probado y que como buen Padre siempre quiere lo mejor para sus hijos.
Tres razones poderosas, así que porque te abates y te turbas, más bien alaba a Dios, se agradecido con lo que ya te dio y recuerda que él es DIOS
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