viernes, 30 de julio de 2010

Hoy tuve la bendición de sentirme confrontado por la Palabra de Dios, pues buscando ardientemente la voz del Señor para mi vida, se presentó ante mi este pasaje:

“Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.” Isaías 56:4-5

En realidad son demasiadas bendiciones juntas lo que incluye este pasaje y me hizo reflexionar mucho en la manera eterna como Dios fija sus ojos en nosotros y nos sustenta, cuida, protege, conmueve día tras día. Sin embargo lo que caló en mi corazón es que estas bendiciones son especialmente para aquellos que ESCOJAN LO QUE EL QUIERE Y ABRACEN SU PACTO.

Me pregunté entonces si yo realmente escojo lo que Dios quiere o simplemente quiero lo que El quiere. Si hay una diferencia, porque el querer o encontrar agrado y conveniencia en las promesas de Dios puede ser normal para muchos que encuentran en El Señor una opción de vida para cumplir sus propósitos espirituales y ser una mejor persona y seguramente sentirse mejor consigo mismo y con los demás. Pero el escoger es efectivamente una decisión, va más allá del querer, es una determinación de abrazar y decidirse por lo que Dios quiere, es decir por los principios, verdades, mandamientos, profecías, promesas, ejemplos que Dios establece en Su palabra.

Fue así como les paso a los discípulos en Juan 6:67-68 cuando Jesús les preguntó si ellos también querían irse como otros de sus discípulos que habían vuelto atrás y ellos contestaron: “ Señor, a quien iremos? Tu tienes palabra de vida eterna.” Es posible que algunos de ellos en su humanidad quisieran volver atrás pero no lo hicieron porque elegían a CRISTO.

Y esta elección fue la que cambio sus vidas (y de paso las nuestras) pues su decisión de seguir a Cristo estaba por encima de sus interese personales o de su querer o parecer. Ellos sabían que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios viviente y no una opción mas.

Es para nosotros El Señor una opción espiritual entre tantas?? Queremos lo que Dios quiere o además lo elegimos como vocación de vida, como firme ancla del alma (Hebreos 6:19), como el entender que Su voluntad es ahora la nuestra??

Es como cuando vamos a comprar ropa y queremos una muda en particular, no nos podemos quedar en simplemente quererla y aceptarla como bonita, es necesario elegirla para que sea nuestra y apersonarnos de ella cuando nos la ponemos.

ESCOGER A CRISTO Y ABRAZAR SU PALABRA!!! Eso es lo que nos hace verdaderos discípulos suyos y destinatarios de sus preciosas promesas.

1 comentario:

MAC dijo...

Hola a todos, hace rato que no comentaba por acá, veo renovado el blog, por cierto, con Dios nos comportamos como con nuestros Padres Humanos, somos testarudos, necios y obstinados.

Sólamente la disciplina divina como en mi caso hace cambiar el rumbo.

MAC