Tendremos
el privilegio de exponer nuevamente la Biblia al Ministerio de Jóvenes, seguimos
recorriendo el primer capítulo de I de Pedro, la primera carta de este apóstol dirigida a los cristianos del primer siglo después
de Cristo, los expatriados que abandonar sus territorios de origen ante las
persecuciones del Imperio Romano y tuvieron que refugiarse en las tierras altas
de Asia Menor.
Revisemos
el pasaje.
I DE PEDRO 1:17-23
“Y si
invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la
obra de cada uno, conducíos en temor
todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (i), la cual recibisteis de vuestros
padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, (ii) como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya
destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los
postreros tiempos por amor de vosotros
(iii), y mediante el cual creéis en
Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe
y esperanza sean en Dios. (iv) Habiendo purificado vuestras almas por la
obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, (v) para el amor fraternal
no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre. (vi)”
En la primera parte del versículo
17, Pedro expone uno de los roles más
importantes de Dios, el de Juez,
y su característica más hermosa, la
imparcialidad.
Génesis 18:25
“Lejos de ti
el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado
como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer
lo que es justo?”
Hebreos 12:22-23
“… sino que os
habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la
celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de
los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos,
a los espíritus de los justos hechos perfectos,”
Hechos de Los Apóstoles 10:34-35
“Entonces Pedro,
abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción
de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.”
II de Crónicas 19:7
“Sea, pues,
con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con
Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de
cohecho.
En la segunda parte del versículo
17, Pedro determina la forma correcta de
vivir del creyente durante su paso temporal en la tierra.
Hebreos 13:14
“… porque
no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.”
I de Pedro 2:11-12
“Amados, yo os
ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos
carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir
entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar
vuestras buenas obras.”
Proverbios 2:1-5
“Hijo mío,
si recibieres mis palabras, (i)
Y mis
mandamientos guardares dentro de ti, (ii)
Haciendo estar
atento tu oído a la sabiduría; (iii)
Si inclinares
tu corazón a la prudencia, (iv)
Si clamares
a la inteligencia, (v)
Y a la prudencia
dieres tu voz; (vi)
Si como a
la plata la buscares, (vii)
Y la escudriñares
como a tesoros, (vii)
Entonces entenderás
el temor de Jehová,
Y hallarás
el conocimiento de Dios.”
En los versículos 18 al 21 y el
23, Pedro da a conocer con certeza la purificación de las almas a través de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo a través de seis etapas.
El
rescate
Mateo 20:28
“… como el Hijo
del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar
su vida en rescate por muchos.”
I de Timoteo 2:5-6
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos,
de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.”
El
precio
Hechos de Los Apóstoles 20:28
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del
Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”
Romanos 5:8-9
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados
en su sangre, por él seremos salvos de la ira.”
La
razón
Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.”
Efesios 2:4-7
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran
amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él
nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
La
fe
Juan 11:25-26
“Le
dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
¿Crees esto?
I de Corintios 15:13-14
“Porque
si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si
Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe.”
El
Purificador
Juan 6:63
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son
espíritu y son vida.”
Romanos 8:11
“Y si el Espíritu de aquel que
levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los
muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros.”
El
renacimiento
Juan 1:12-13
“Más a todos
los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad
de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni
de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
I de Juan 5:1
“Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel
que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.”
Finalmente, en el versículo 22, Pedro
Pedro exhorta a amar teniendo en cuenta
tres acciones concretas: Amar
sin fingimiento, Amar entrañablemente, Amar con corazón puro.
Romanos 12:9-10
“El amor sea sin fingimiento. Aborreced
lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en
cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.”
I de Tesalonicenses 3:12
“Y el Señor os haga crecer y
abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo
hacemos nosotros para con vosotros,”
Jóvenes, cuatro acciones que
Pedro exige en nuestra vida:
1.
No hacer acepción de personas.
2.
Caminar por el sendero de la
peregrinación en el temor de Dios.
3.
Entender la purificación de
nuestras almas.
4.
Poner en práctica las consecuencias
derivadas de la purificación de nuestras almas.
Nos
vemos a las cinco de la tarde.
. M .
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